Borrar
La ya expresidenta de Brasil Dilma Rousseff se dirige a sus seguidores frente al Palacio de Alborada, en Brasilia. :: F. Bizerra JR / efe
El Senado brasileño destituye a Rousseff

El Senado brasileño destituye a Rousseff

El plenario de la Cámara desaloja del cargo a la primera mujer presidenta de Brasil, pero rechaza que sea inhabilitada

MARCELA VALENTE

Jueves, 1 de septiembre 2016, 00:26

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

«Salgo de la presidencia como entré, sin haber cometido ningún acto ilícito». Así se despidió ayer Dilma Rousseff de su pueblo tras haber sido destituida por una mayoría especial del Senado. La primera mujer en ocupar la máxima magistratura en la historia de Brasil deja el cargo menos de dos años después de haber sido reelegida con 54,5 millones de votos. «No estamos alegres, es cierto, pero ¿por qué razón deberíamos estar tristes? El mar de la historia es agitado», dijo la ya exmandataria, citando unos versos, «un bellísimo aliento, del poeta ruso Maiakovski».

Tras un proceso muy controvertido, denunciado por la defensa de Rousseff como un «golpe parlamentario», 61 senadores -siete más que el mínimo necesario- votaron por despojar de su mandato a la presidenta del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), la agrupación que gobernó Brasil durante casi 14 años consecutivos. Veinte votaron en contra. No hubo abstenciones ni ausencias.

A instancias del PT, los senadores votaron aparte la inhabilitación para ejercer cargos públicos por ocho años, una pena que está prevista para que sea aplicada junto con la destitución. Gracias a la votación dividida, lograron que la exmandataria conserve sus derechos políticos. La inhabilitación, que exigía también una mayoría de 54 votos positivos, fue avalada por 42 senadores y rechazada por 36. Tres senadores se abstuvieron. Es decir, que Dilma puede volver al ruedo. La sesión se reanudó dos horas después para investir en su lugar a Michel Temer, vicepresidente y exaliado político, que ha actuado como presidente interino desde el pasado mes de mayo, cuando la mandataria fue suspendida del cargo para enfrentar el 'impeachment'.

La leve victoria de Rousseff al librarse de la inhabilitación política fue discutida por algunos senadores. Cassio Cunha Lima, líder del PSDB -Partido de la Social Democracia Brasileña, principal rival del PT-, se manifestó «perplejo» por esta prerrogativa que logró disminuir la sanción prevista. El resultado mostró el revés de la primera votación, contundente. Seguros de que la presidenta ya había sido apartada, los senadores se permitieron ser condescendientes e hicieron un guiño a quienes reivindicaban la honestidad de una mandataria que no fue destituida por corrupción.

Culminó así un proceso traumático que había comenzado en diciembre de 2015, cuando el entonces presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, aceptó la solicitud de juicio político que era promovido por los adversarios del gobierno desde hacía meses. La ofensiva contra Rousseff coincidió con una retahíla de escándalos de corrupción por desvíos de dinero público a través de la petrolera Petrobras y con un agravamiento de la crisis económica.

Confiada en su inocencia, Rousseff, que no tiene denuncias de corrupción en su contra, creyó que saldría airosa de un impeachment basado en el presunto incumplimiento de normas administrativas. Pero su desgaste, amplificado por manifestaciones callejeras masivas que pedían su salida del cargo, imprimió al juicio político una dinámica imparable. De nueve partidos que la apoyaban en el Congreso al reasumir, sólo quedaban tres. En mayo, los diputados votaron su apartamiento temporario y el proceso se tornó ya irreversible.

Esta semana, Rousseff fue al Senado a defenderse personalmente, un gesto que no había tenido el expresidente Fernando Collor de Melo, destituido en 1992. Este, que estuvo ayer entre los senadores que votaron contra ella, renunció antes de que finalizara el juicio en su contra y fue, sí, inhabilitado a ejercer cargos por ocho años. Pero él había sido acusado por hechos de corrupción. En cambio, Rousseff fue sentenciada por violar la ley de responsabilidad fiscal.

Según la acusación, la ya expresidenta emitió decretos que aumentaron el gasto público sin autorización legislativa y demoró el giro de fondos a bancos públicos a fin de pagar subsidios. Para la defensa, tales delitos no existieron y, si hubiesen existido, serían prácticas idénticas a las de otros presidentes y gobernadores de Brasil que no fueron objeto de censura.

El abogado de Rousseff, José Cardozo, afirmó que los argumentos de la acusación fueron «pretextos» para cumplir con la formalidad legal del juicio al que se calificó reiteradamente de «farsa jurídica». Rousseff sostiene que su gobierno fue víctima de un «golpe parlamentario» y los legisladores del PT y aliados, se manifestaron en el mismo sentido.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios