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El relevo entre los Castro cumple 10 años

La Cuba sin Fidel ha dado un salto social cualitativo pero los cubanos no sienten los cambios de Raúl en su vida cotidiana

M. LÓPEZ DE GUEREÑO

Domingo, 31 de julio 2016, 00:37

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Una proclama de Fidel Castro leída en el noticiero nocturno de la televisión cubana el 31 de julio de 2006 sorprendía al mundo al anunciar que un grave quebranto de su salud le obligaría a «permanecer varias semanas de reposo» alejado de sus «responsabilidades y cargos» y a un traspaso «provisional» del poder a su hermano, el general Raúl Castro. La interinidad duró veinte meses.

Con ese anuncio se despertaron grandes expectativas, pero transcurridos diez años del relevo, los cubanos no sienten que los cambios, muy lentos para unos y demasiado rápidos para otros, les beneficien en la vida cotidiana. El hito fue el restablecimiento de relaciones diplomáticas con EE UU en julio de 2015, que derivó en un boom turístico que ha puesto a Cuba de moda.

Hasta que en febrero de 2008 Fidel confirmó su retiro total y su nuevo estatus de «soldado de las ideas», Raúl respetó sus políticas. Ya como presidente, el menor de los Castro, siempre dentro de la ortodoxia comunista, sacó a relucir su «pragmatismo». Promovió «la actualización del modelo económico y social», eliminó «prohibiciones absurdas» permitiendo a los cubanos comprar líneas de telefonía móvil, acceder a hoteles en zonas turísticas, alquilar coches, comprar y vender viviendas -según la ley solo una por persona en la ciudad y otra en zona rural- y vehículos de segunda mano, ya que los nuevos tienen precios prohibitivos tanto para cubanos como para extranjeros (250.000 euros por una camioneta valorada en 30.000).

Para recuperar tierras ociosas se autorizó su entrega en usufructo a campesinos con el compromiso de trabajarlas para reducir importaciones de alimentos: de 2008 a 2015 se entregaron 1,7 millones de hectáreas a unas 200.000 personas que desde 2012 también pueden construir viviendas en esos terrenos.

Buscando aligerar las abultadas plantillas estatales, en 2010 se ampliaron las actividades a realizar por los trabajadores autónomos, los «cuentapropistas», que pasaron de ser 130.000 a 507.342 en marzo de este año, según el Ministerio del Trabajo. Otra novedad fue la facilidad para solicitar créditos bancarios para financiar microempresas o reparar viviendas y la ampliación de la gestión de «cooperativa» a sectores no agropecuarios. Una consecuencia lógica de la ampliación del trabajo particular fue el pago de impuestos, regulados en una ley tributaria de 2013 que carga utilidades, tasas aduaneras, ventas, mano de obra e ingresos personales. Un concepto totalmente nuevo para los cubanos.

Una medida de gran impacto fue la supresión del requisito de solicitar «permiso de salida». La reforma migratoria contempla la posibilidad de permanecer fuera de la isla hasta 24 meses sin perder los derechos sobre las propiedades en Cuba.

Sobre el papel todo eso, incluyendo una nueva Ley de Inversión Extranjera que da facilidades a empresarios para instalarse en la isla, es positivo. En la práctica se aprecian gran cantidad de paladares (restaurantes), viviendas reparadas y taxis 'almendrones' (coches antiguos). Pero la falta de liquidez, la necesidad de reorganizar pagos, la bajada de los precios del petróleo y la disminución de los envíos de crudo desde Venezuela, junto al reparo para aceptar proyectos de inversores extranjeros hacen vislumbrar en el horizonte nubarrones que el castrismo intenta controlar afectando lo menos posible a una población sufrida pero cada vez menos dispuesta a aguantar penalidades.

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