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FERNANDO ITURRIBARRÍA
Jueves, 11 de febrero 2016, 00:30
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El presidente francés, François Hollande, nombró ayer a su ministro de Asuntos Exteriores, el socialista Laurent Fabius, presidente del Consejo Constitucional, puesto en el que sucede al conservador Jean-Louis Debré, designado en 2007 por Jacques Chirac. En su despedida, el jefe saliente de la diplomacia arremetió contra el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, al que acusó de falta de compromiso contra la «brutalidad espantosa» del presidente sirio Bashar el-Asad y la «complicidad por parte de Rusia e Irán».
Fabius (París, 1946) exigió de nuevo el cese de los bombardeos en Siria contra la oposición moderada, apoyada por París, en su última comparecencia en la sesión parlamentaria de control al Gobierno. Además, el firme defensor de una posición dura hacia El-Asad criticó «un cierto número de ambigüedades por parte de una serie de aliados» que no mencionó ante los diputados.
Antes había sido menos diplomático al declarar que no tiene la impresión de que el compromiso de Estados Unidos contra el régimen de Damasco «sea muy fuerte». «Están las palabras pero las acciones son otro asunto», añadió en alusión al abandono por Washington en agosto de 2013 de la línea roja sobre las armas químicas. «Evidentemente, como los rusos y los iraníes lo notan, El-Asad se ha reforzado», valoró. «No estoy seguro de que el enfoque de final de mandato de Obama le empuje a actuar tanto como declara su ministro», el secretario de Estado, John Kerry, observó.
Carrera política
Fabius destacó como los dos «grandes éxitos» de sus casi cuatro años de estancia en el Quai de Orsay los acuerdos internacionales sobre la crisis nuclear iraní y el calentamiento climático alcanzados en julio y diciembre de 2015. Anunció que conservará la presidencia de la Conferencia de las Partes (COP) hasta dar en noviembre el relevo a Marruecos, organizador de la COP22, por ser «una función personal, no remunerada, sin incidencia ni contradicción con la actividad gubernamental»
La presidencia del Constitucional supone el colofón de la brillante carrera política de quien fue en 1984, a los 37 años, el jefe de Gobierno más joven de Francia durante el primer mandato presidencial del socialista François Mitterrand.
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