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Juncker censura la «tentación ridícula» de comparar refugiados con terroristas

A. LORENTE CORRESPONSAL

Jueves, 26 de noviembre 2015, 00:55

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En Bruselas, la capital comunitaria, hace demasiados días que sólo se habla de París, de terror y yihadismo. La política ha quedado aparcada, pero la política es el sino de la UE y ayer, de la mano de la propia ciudad, se volvió a hablar de ella. De refugiados, de inmigración, de cooperación antiterrorista o del espacio Schengen. Paradójicamente, ocurrió en Estrasburgo, donde el Parlamento Europeo celebra esta semana sesión plenaria. Allí estuvo el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, que ha visto cómo se tambalea Schengen o cómo su estrategia con los refugiados está más discutida que nunca tras el 13-N.

En una emotiva intervención, quiso compartir el «dolor» que están sufriendo los franceses al grito de «¡Viva Francia!». «Biografías rotas, sueños inacabados... Compartimos su dolor y admiramos la reacción de una República que también es la nuestra», recalcó entre aplausos del hemiciclo.

Ya metidos en harina y tras denunciar la nula colaboración de los servicios secretos de los países, el veterano luxemburgués hizo especial hincapié en la polémica gestión de los refugiados procedentes de Siria o Irak. Un colectivo que ha quedado muy marcado en determinados países al desvelarse que varios de los terroristas se colaron por Grecia. Juncker, sabedor de las dificultades añadidas que se han creado, realizó una encendida defensa de las personas que demandan protección huyendo de la guerra. «Quiero alertar de las amalgamas peligrosas, perniciosas, que igualan a refugiados, demandantes de asilo e inmigrantes con los terroristas. No podemos ceder a esa tentación dramáticamente ridícula». En este sentido, recordó que «aquellos que han perpetrado los atentados de París son exactamente los mismos que obligan a los más necesitados del planeta a escapar».

También habló de Schengen, del espacio de libertad que ha hecho de Europa un espacio sin fronteras que ahora comienza a quedar cuestionado. Admitió que se encuentra en estado «comatoso», pero llamó a defenderlo con uñas y dientes. «Si el espíritu Schengen desaparece, perderemos algo más que Schengen, porque una moneda única no tiene sentido si Schengen cae», advirtió.

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