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Se busca líder en el Congreso de EEUU

Los republicanos se enfrentan a una crisis interna tras la dimisión del portavoz de la Cámara de Representantes y la renuncia del sustituto

PPLL

Viernes, 9 de octubre 2015, 00:28

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El cargo con más poder en Washington después del presidente del Gobierno está vacante y nadie puede o no se atreve a cogerlo. Así de intimidante es el ala más conservadora del Partido Republicano, que hace dos semanas forzó la dimisión del portavoz del Congreso y ayer la del hombre que iba a ser nominado para sucederle.

La dimisión de John Boehner al día siguiente de recibir al Papa en el fue considerada por muchos católicos fervorosos como un milagro del Santo Padre, cuyas palabras en favor de los inmigrantes habrían calado en la conciencia del hombre que ha impedido la reforma inmigratoria. Nada podía estar más lejos de la realidad. El congresista de Ohio que ha liderado el Congreso desde que los republicanos lograron la mayoría en 2011 simplemente no era lo suficientemente conservador para un partido cada vez más radicalizado que ha perdido la visión de servicio público.

Como tampoco lo es su lugarteniente, el líder de la mayoría en la Cámara Baja Kevin McCarthy, que ayer dejó a propios y extraños boquiabiertos al presentar su renuncia minutos antes de que la cúpula del partido le nominara. «Creo que hace falta una cara fresca», se excusó. Su nominación a puerta cerrada estaba garantizada, otra cosa es que obtuviese el día 29 en el pleno de la Cámara Baja los 218 votos que se necesitan para convertirse en portavoz del Congreso. La víspera el mismo grupo ultraconservador que forzó la salida de Boehner presentó un nuevo candidato, David Webster. No es que tuvieran esperanzas de que ganase la nominación. Simplemente le estaban mandando a McCarthy un mensaje, que no cayó en saco roto.

Estaba claro que, como mínimo, el Freedom Caucus (Caucus de la Libertad), heredero del Tea Party, le haría pasar por una humillación. Fuentes de la CNN aseguran que McCarthy comprendió que no tenía los números para ganar el día 29 pero, aunque lo hubiera hecho, quién quiere la pesadilla que ha vivido Boehner. De él los conservadores han dicho que es peor que la líder de la oposición Nancy Pelosi, que disfruta de este caos desde la barrera.

Ayer todas las caras se volvieron hacia Paul Ryan, el congresista de Wisconsin que compitió como vicepresidente por la Casa Blanca junto a Mitt Romney. El puesto de portavoz del Congreso es un caramelo para quienes tienen ambición política, ya que es un atajo para llegar a la Casa Blanca en caso de desgracia. Sus titulares pueden pasar por varios presidentes y en caso de que falten éste y el vicepresidente, sería el portavoz del Congreso el que ocupe la Casa Blanca. Con todo, Ryan se apresuró ayer a descartarse. «Se lo agradezco a quienes me han alentado pero no seré candidato», atajó.

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