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Cámeron y su esposa, ayer al término de la conferencia anual de su partido. :: S. R. / AFP
Un giro para la hegemonía 'tory'

Un giro para la hegemonía 'tory'

David Cameron decide ocupar el terreno que ha dado vitorias electorales al laborismo para marginar al partido de Corbyn

ÍÑIGO GURRUCHAGA CORRESPONSAL

Jueves, 8 de octubre 2015, 01:01

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David Cameron pronunció ayer en la conferencia anual de su partido el primer discurso de un líder conservador con mayoría absoluta en la Cámara de los Comunes desde 1996. Fue, según Michael Heseltine, que inició el golpe que destronó a Margaret Thatcher, un discurso «visionario y valiente». Según Laura Kuenssberg, editora política de la BBC, fue «como escuchar al último Blair»0.

Cuando Cameron fue elegido líder del partido, hace diez años, sus publicistas lo adornaban en este tipo de congresos rodeándolo en el escenario de jóvenes, con variedad de colores de piel. Hablaba a una audiencia blanca, de una media de edad mucho mayor, tintada de 'thatcherismo', euroescepticismo y conservadurismo social, arrollada por la 'cool Britania' de Blair. Ayer, el primer ministro puso en pie a su audiencia con un alegato en favor de la 'igualdad real', al final de un pasaje en el que les habló de una chica negra que tuvo que cambiar su nombre a Elizabeth para lograr entrevistas en ofertas de trabajo, de los insultos a musulmanes, del arresto por la Policía de jóvenes negros por su color, del rechazo a gays por la persona a la que aman.

El conservadurismo de Cameron enarbola la bandera de la reforma social liberal. Esta década, la de sus dos mandatos, debe ser, dijo el líder, 'el punto de inflexión' para 'abordar las causas de la pobreza'. Reino Unido es el país de la OCDE con menor movilidad social, recordó. Entró también en tierras movedizas, prometiendo una transformación de las prisiones encaminada a la reinserción.

Los medios han bautizado esta deriva como el 'proyecto camborne', pergeñado por el primer ministro y su amigo y responsable de Hacienda, George Osborne, que entraron en el Parlamento cuando Tony Blair reinaba, que admiraron su diestra ambigüedad y que tienen ahora la oportunidad de desplegar plenamente la estrategia que, según ellos, renovará la hegemonía 'tory'.

El laborismo les ha facilitado la tarea. Los asistentes a la conferencia en Manchester han tenido que sortear insultos, escupitajos, intentos de agresión por manifestantes contra la austeridad convocados por los sindicatos. El dirigente del más poderoso, Len McLuskey, había hablado el domingo de la necesidad en ocasiones de quebrar la ley.

El 'proyecto camborne' rechaza la complacencia sobre la segura victoria futura y ha decidido ocupar el terreno que ha dado victorias electorales al laborismo, su objetivo es marginarlo a perpetuidad. Pero en las brechas que existen entre la formulación del ideario y la realidad de las políticas concretas ese proyecto tiene sus más graves retos.

La guía de Osborne es ecléctica e incluye el aroma 'thatcheriano': una economía con «menos subsidios, menos impuestos y salarios más altos». Por eso ha recortado subsidios a personas y familias con rentas bajas, de tal manera que el Instituto de Estudios Fiscales, árbitro independiente y acreditado, estima que 13 millones de británicos perderán 1.350 euros anuales, 13 millones perderán 354.

Menos impuestos. Osborne aprovechó la conferencia para anunciar que ya no se recaudará nacionalmente el impuesto de actividades económicas. Será transferido a los ayuntamientos y a cambio no habrá subsidio central a los municipios. Los críticos señalan que esa reforma puede ahondar la diferencia entre zonas ricas y pobres. Un recorte del 40 % en los presupuestos municipales ha causado ya una grave crisis de servicios sociales locales que repercute en la ahogada sanidad pública. Según el gobernador del Banco de Inglaterra, los salarios habían caído un 10 % desde 2009. Han crecido un 2.9 % en el último ejercicio y el Gobierno ha dictado un aumento de 75 céntimos por hora en el salario mínimo, que será de 9.80 euros; con otro en 2020, que situará el ahora llamado 'salario para vivir' en 12.25. Sobre el efecto en los precios y en las disparidades regionales hay variadas opiniones.

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