Alemania dobla sus cifras de acogida

El análisis de los expertos oficiales subraya que la «presión del flujo migratorio» continuará en aumento y que para el último trimestre del año se espera la llegada de una media de entre 6.000 y 10.000 personas diarias. El elevado número de refugiados amenaza con «convertirse en una carga extrema para los Estados federados y sus municipios» y conducir al «colapso de la atención» con techo y comida a esas personas.

El documento confidencial subraya que el derecho de reunificación familiar de los refugiados que son reconocidos como asilados supone una carga suplementaria. «Debido a las estructuras familiares en los países de procedencia de Oriente Medio», hay que contar con que cada asilado reconocido de la región reclame traer a Alemania a una media de cuatro a ocho familiares. Aunque el refugiado reconocido solo pueda reclamar a su familia más inmediata, esposa o marido e hijos, las autoridades germanas dan por sentado que se trata habitualmente de familias numerosas en descendencia.

Coincidiendo con la publicación de esas cifras, el ministro germano de Finanzas, Wolfgang Schauble, exigió el control y limitación de la oleada migratoria hacia Europa y subrayó que Alemania no puede afrontar sola ese problema. Europa debe estar dispuesta a recibir a quienes huyen de la guerra y la dictadura, pero también reconocer que no se puede cumplir con un imposible, dijo Schauble, quien comentó que solo se puede ayudar a los necesitados si las posibilidades de hacerlo no se agotan.

El titular alemán de Finanzas admitió también que Turquía juega un papel fundamental en el control de la ola migratoria y destacó la necesidad de que la Unión Europea llegue a un acuerdo con Ankara para frenar el flujo.

Mientras tanto, el prestigioso Instituto de Macroeconomía y Estudios Coyunturales (IMK) de la Fundación Hans Böckler en Düsseldorf afirmó que los refugiados que llegan a Alemania dan nuevos e importantes impulsos a la economía local. «Tienen prácticamente el efecto de un programa coyuntural», señalan los científicos en su último informe, en el que recuerdan que el gasto público para cubrir las necesidades de los peticionarios de asilo aumentará este año en 3.000 millones de euros y en 6.000 millones más el año próximo. «Desde el punto de vista económico, ese gasto refuerza la demanda interior y el crecimiento», dice el informe, en el que se cuenta con que, pese a esa carga, los presupuestos estatales para 2015 y 2016 seguirán siendo «claramente positivos», además de pronosticar un aumento del PIB para este año del 1,8% y del 2,0% para el próximo.

Contra el recorte de gastos

El IMK advierte incluso en contra de recortar gastos en otros apartados para afrontar el coste de los peticionarios de asilo: «no sería necesario para respetar las reglas fiscales ni ventajoso para el desarrollo económico del país». Es más, conmina al Gobierno a incrementar apreciablemente las inversiones públicas ante la llegada masiva de migrantes: «se sirve mejor a generaciones futuras mediante una consecuente modernización de las infraestructuras y una clara mejora de los resultados educativos que con el obsesivo empeño de defender el símbolo del 'cero negro'», en referencia al empeño de Merkel y Schäuble de lograr unos presupuestos equilibrados y sin nuevo endeudamiento.

Por otro lado, crece la preocupación entre las autoridades alemanas por los brotes de racismo que se registran por la llegada de refugiados, sobre todo en el este del país. Movilizadas por la xenófoba agrupación de 'Patriotas europeos contra la islamización de Occidente' (Pegida) más de 8.000 personas se sumaron en el Estado de Sajonia a varias marchas de protesta contra la acogida de peticionarios de asilo. En Seibnitz, en la frontera germano-checa, unas 2.500 personas formaron una barrera humana para simbólicamente frenar el flujo de inmigrantes.