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Un grupo de inmigrantes llega a la isla griega de Lesbos. :: ARIS MESSINIS / afp
Los refugiados, el  as turco ante la UE

Los refugiados, el as turco ante la UE

La crisis migratoria puede descongelar la compleja relación que vive Europa y Turquía, cuya negociación para adherirse al selecto club cumple diez años

ADOLFO LORENTE CORRESPONSAL

Domingo, 4 de octubre 2015, 00:55

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La relación entre Europa y Turquía es un amor imposible. No es una opinión generalizada y masivamente compartida, sino la principal conclusión de una serie de hechos que han colocado el adjetivo imposible como respuesta a una futura adhesión de Turquía al selecto club de la Unión Europa. Ayer, 3 de octubre, se cumplieron diez años desde la apertura oficial de las negociaciones y lejos de avanzar, todo ha ido a peor. En lo técnico, sólo han logrado cerrar uno de los 35 capítulos a consensuar (fue en 2006, el de Ciencia e Investigación), catorce siguen abiertos sin avances y los 20 restantes, los más relevantes, ni siquiera se han comenzado a tratar. En lo político, la situación actual entre ambos bloques es, en un tono amable, bastante mejorable, como evidencian los encontronazos vividos en los últimos meses por las dudas que existen en la UE sobre el respeto a los derechos humanos en Turquía.

Para muestra, lo vivido en diciembre de 2014, en plena vorágine de arrestos a periodistas turcos. Acorralado por las duras críticas recibidas desde Bruselas, el presidente, Recep Tayyip Erdogan, dio un puñetazo encima de la mesa y se desahogó sin miramientos: «Me pregunto qué saben ustedes, que tienen a Turquía a las puertas de la UE desde hace 50 años, sobre lo que significa este paso (las nuevas leyes aprobadas). No tenemos problema en si la UE nos acepta o no. No nos preocupa lo que piensen en la UE. Que se ocupen de sus propios asuntos. No tienen ningún derecho a darnos lecciones de democracia, si quieren venir se las podemos dar nosotros».

Desde entonces, ha llovido mucho y la enorme tensión vivida hace menos de un año ha remitido de forma notable, al menos en lo dialéctico. Pero en el fondo, la sensación es la misma. Sin embargo, un nuevo elemento puede condicionar la compleja relación UE-Turquía: la grave e histórica crisis de los refugiados. Y paradójicamente, los Veintiocho necesitan más que nunca la colaboración de Ankara, que se ha encontrado un valioso as bajo su manga.

Así lo evidenciará mañana el propio Erdogan en la capital comunitaria, donde se reunirá con el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, y el de la Comisión, el luxemburgués Jean-Claude Juncker, quienes cursaron invitación a Ankara después de que los jefes de Estado y de gobierno de los 28 constataran en la reciente cumbre extraordinaria sobre refugiados que el apoyo financiero a los países que limitan con Siria es vital para contener allí el flujo de asilados. Estados como Jordania, Líbano pero sobre todo Turquía, que acoge a más de 2 millones de refugiados. La conclusión es sencilla: tirar de talonario para evitarnos un problema. Sin embargo, no todo es tan sencillo. Así lo reconoció el propio Juncker al término de la cumbre extraordinaria. «El dinero no es el principal problema. Necesitamos estrechar la cooperación, pero el diálogo no es tan fácil como antes». Un Juncker que en aquella cita propuso destinar mil millones de ayuda a Turquía, para que puede gestionar mejor el trato de los refugiados como el control de las fronteras, vital en este fenómeno. Se trata de una cantidad significativa que se sumaría a los 175 millones que ya se han movilizado 'ad hoc' del presupuesto comunitario y a los «algo más de 600» que recibe al año en concepto de ayudas a la preadhesión a la UE, como desveló recientemente el comisario de Ampliación y Política de Vecindad Europea, Johannes Hahn.

No obstante, no se trata de un cheque en blanco: «Hay que ser claros con Turquía y decir que hay que hacerlo mejor en materias como la readmisión de sus nacionales irregulares y en las devoluciones. Además, Turquía debe ser más duros para combatir a los contrabandistas y los traficantes. Esto no es una calle de sentido único», sostiene Hann.

La suerte de SOS lanzado desde Bruselas a Ankara recibió una inminente respuesta por parte del todavía primer ministro turco (hay elecciones el 1 de noviembre). Ahmet Davutoglu envió el pasado día 24 una carta a los jefes de Estado y de gobierno de la UE en la que plantea la creación de una zona de contención en Siria, en la frontera con Turquía, siempre que el bloque comunitario suavice los requisitos para que los ciudadanos turcos obtengan un visado para entrar en territorio comunitario. Su contraoferta ya está encima de la mesa. Sin embargo, potencias como Reino Unido, Alemania y Francia son muy reacias, como también lo es el bloque del Este.

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