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El presidente ruso, Vladímir Putin.
Putin sigue enalteciendo la figura de Stalin

Putin sigue enalteciendo la figura de Stalin

El predicamento del sanguinario dictador comunista cobra cada vez más fuerza en Rusia

Rafael M. Mañueco

Jueves, 7 de mayo 2015, 09:00

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Aunque el presidente ruso, Vladímir Putin, suele catalogar a Iósif Stalin como un tirano despiadado, le valora como uno de los grandes dirigentes de la historia. A juicio de Putin, la victoria obtenida hace 70 años sobre la Alemania nazi tuvo como caudillo a Stalin y eso es lo que cuenta. También el hecho de que industrializó el país y lo convirtió en una superpotencia. Las muertes habidas antes, durante y después de aquella terrible contienda fueron, según se desprende de las palabras del presidente ruso, algo lamentable, pero secundario.

Aquella gesta del pueblo soviético, que costó a la URSS 27 millones de muertos, Putin se la ha apropiado en beneficio de su imagen. Desde que llegó al poder hace 15 años, las celebraciones del Día de la Victoria han ido aumentando en relieve y significación. El nuevo culto a Stalin viene bien a su régimen porque fomenta la idea de que lo fundamental es vencer a los enemigos y mantenerse entre las potencias punteras del planeta aunque vaya en detrimento de las libertades individuales. Lo importante es que haya estabilidad.

Tras la anexión de Crimea, el papel de Moscú en la guerra en el este de Ucrania y las sanciones occidentales, los paralelismos con la situación actual y la "derrota del fascismo" en la II Guerra Mundial son cada vez más evidentes en un intento de demostrar que, si la URSS venció hace 70 años, Rusia lo hará hoy también con Occidente. De ahí que, como mejor forma de movilización, Putin agite intimidatoriamente la figura de un Stalin férreo e inmisericorde, tanto con los enemigos exteriores como con las "quintas columnas" de traidores dentro del país, es decir la oposición.

Por eso Stalin tiene tanto predicamento en la Rusia actual. Los sondeos indican que más de la mitad de los rusos creen que el infame sátrapa soviético tuvo más cosas positivas que negativas. Tal posicionamiento, que difiere radicalmente del sentir general en los años previos a la llegada de Putin al poder, se debe fundamentalmente a la propaganda desplegada por los medios de comunicación leales al Kremlin y a los cambios habidos en el sistema educativo, en donde los manuales escolares editados en los últimos años muestran una enorme benevolencia hacia el déspota rojo.

La ONG rusa "Memorial" pidió el pasado martes prohibir mediante la ley el uso público de la imagen de Stalin. Según la ONG, todos los años, con motivo de la celebración del Día de la Victoria, se intensifica el culto al dictador con la aparición de sus retratos en distintos lugares y se observan numerosos intentos de erigir monumentos en su honor.

A instancias del Partido Comunista, está previsto abrir en los próximos días en la ciudad de Joroshevo, cerca de Rzhev, un museo dedicado al cruel dirigente soviético. Sin embargo, otro museo que ilustraba sobre las atrocidades cometidas por el régimen estalinista en los campos de concentración (GULAGs) acaba de ser cerrado en Perm.

No hay cifras fidedignas del número de personas que murieron o sufrieron persecución por orden de Stalin (deportados, confinados en campos de concentración, fusilados o enviados a misiones suicidas durante la guerra). Algunos historiadores hablan de más de cuarenta millones de víctimas y le sitúan entre los principales criminales políticos de todos los tiempos.

En 1956, tras el XX Congreso del Partido Comunista de la URSS, en el que se condenó el culto a la personalidad y se pretendió iniciar la desestalinización, fueron desmontados o apartados de la vía pública todos los monumentos levantados en memoria del dictador. Desaparecieron también todas sus publicaciones de librerías y bibliotecas. Ahora, sin embargo, se intenta volver hacia atrás. La tendencia va en la línea de rehabilitar a Stalin.

Volgogrado se llama otra vez Stalingrado durante seis día del año, entre ellas el 9 de mayo, el Día de la Victoria y hay propuestas para que la ciudad lleve el nombre de Stalin permanentemente. La ciudad se llamó Tsaritsin hasta 1925, después Stalingrado y, desde 1961, Volgogrado.

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