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MIKEL AYESTARAN CORRESPONSAL
Miércoles, 22 de abril 2015, 00:37
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Mil muertos y casi un mes después de iniciar los bombardeos Arabia Saudí anunció el final de la operación 'Tormenta Decisiva' y el inicio de una nueva fase bautizada como 'Restaurar la Esperanza'. Los responsables saudíes, que lideran una alianza de países árabes contra los rebeldes hutíes, no hablaron en ningún momento de alto el fuego, sino de un cambio a un nuevo escenario en el que las operaciones militares irán de la mano de esfuerzos diplomáticos y políticos para lograr la paz. A partir de ahora serán operaciones militares dirigida a «la lucha antiterrorista», según el comunicado del ministerio de Defensa saudí, en el que se subraya que el principal objetivo de 'Restaurar la Esperanza' es «reanudar cuanto antes el proceso político en Yemen, de conformidad con las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, la iniciativa del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) y el resultado del diálogo nacional».
Tras una jornada marcada por el envío de barcos de refuerzo a las costas yemeníes por parte de Estados Unidos -según el Pentágono debido a la aproximación de una flotilla de nueve buques cargueros procedentes de Irán- y el anuncio de Riad de su disposición a desplegar la Guardia Nacional en suelo yemení, finalmente el gobierno saudí anunció la nueva estrategia. El presentador de la televisión nacional encargado de hacer público el comunicado habló de «victoria» porque se habría logrado la destrucción de las capacidades balísticas de los rebeldes y neutralizar las amenazas de ataques futuros contra el reino y sus vecinos. Los hutíes emplearon los mismos términos y aseguraron en mensajes difundidos a través de las redes sociales que son los vencedores de esta guerra tras haber derrotado a los «invasores».
Ha sido tan inesperada esta decisión que ayer también la Organización Internacional de Migraciones (OIM) anunció la suspensión durante una semana de la evacuación de civiles extranjeros del país, ya que encontraba cada vez más dificultades para acceder por el aire a la capital yemení. Además, instó a todas las partes del conflicto a que faciliten las evacuaciones y la llegada y salida de aviones desde Saná.
El 26 de marzo Arabia Saudí decidió lanzar los primeros ataques contra unos rebeldes que, tras hacerse con el control de Saná y Taiz, estaban a las puertas de Aden, principal ciudad del sur del país, y obligaron a huir al presidente legítimo del país, Mansour Hadi, que encontró refugio en el vecino saudí. Los rebeldes son zaidíes, una derivación del chiismo, y desde el Gobierno y Riad les acusan de estar apoyados por Irán, el gigante chií de la región, lo que sirvió para ver el conflicto en Yemen como un nuevo tablero en el que saudíes e iraníes dirimían sus diferencias históricas.
El comunicado oficial saudí se realizó a última hora de la tarde, pero desde la mañana Teherán había anunciado «el final de los ataques a Yemen en cuestión de horas», según adelantó Hossein Amir Abdollahian, número dos de Exteriores de la república islámica. Los iraníes niegan cualquier apoyo financiero o de armamento a los rebeldes y han criticado desde el primer momento la decisión saudí de bombardear Yemen, pero sus diplomáticos demostraron estar muy bien informados sobre el cambio de operación saudí.
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