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Occidente da siete meses más al diálogo nuclear con Irán

Occidente da siete meses más al diálogo nuclear con Irán

Las investigaciones de la Agencia Internacional de la Energía Atómica siguen sin despejar las dudas sobre el programa atómico de Teherán

MIKEL AYESTARAN

Martes, 25 de noviembre 2014, 00:33

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El acuerdo final entre Irán y el 5+1, Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia y China más Alemania, tendrá que esperar al menos hasta el 1 de julio. Después de una semana de intensas negociaciones en Viena ambas partes acordaron extender el 'plan de acción' aprobado en noviembre de 2013 por un plazo de otros siete meses para mantener el diálogo de forma paralela y llegar a una solución dialogada a un conflicto que dura más de una década. Las investigaciones de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) en el último año siguen sin aclarar del todo las dudas de la comunidad internacional sobre la naturaleza del programa atómico iraní y la falta de confianza hace imposible un acuerdo definitivo, aunque «hemos logrado avances importantes, estamos empezando a entendernos los unos con los otros», confesó al final de la cumbre el responsable de Exteriores británico, Philip Hammond. Para asentar esos avances el diálogo «necesita más tiempo», según el ministro de Exteriores francés, Laurent Fabius.

LAS CONVERSACIONES

  • Avances.

  • Las autoridades iraníes han reducido a un máximo de un 20% el enriquecimiento de uranio y han aceptado producir menos plutonio en la planta de Arak.

  • Metas pendientes.

  • Verificación absoluta por parte de la AIEA del carácter no militar del programa nuclear de Irán.

El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, confesó que «el mundo es ahora más seguro que hace un año», pero advirtió que las potencias occidentales «no permanecerán para siempre en la mesa de negociaciones». El argumento principal para hablar de más seguridad es la limitación del enriquecimiento de uranio aceptada por la república islámica a cambio del levantamiento parcial de las sanciones.

Los actuales niveles de enriquecimiento de Irán son los básicos para poder producir combustible para sus reactores de uso civil, pero quedan muy lejos del 90% necesario para la fabricación de bombas. Un informe de la AIEA ha confirmado además que Teherán ha reducido sus reservas de gas de uranio.

A cambio, la comunidad internacional mantendrá el aligeramiento de las sanciones y permitirá a los iraníes acceder hasta julio a unos 700 millones de dólares (562 millones de euros)mensuales de activos bloqueados procedentes de la venta de su petróleo. Los castigos impuestos al programa iraní durante la presidencia de Mahmud Ahmadineyad han hundido a la economía de un país que depende del petróleo y cuyas exportaciones han caído a menos de la mitad y donde la inflación de 2013 se disparó por encima del 40%.

La nueva hoja de ruta pactada en Viena pasa por seguir con las reuniones multilaterales para «alcanzar un acuerdo marco, un acuerdo sobre la sustancia, en los próximos tres meses o así», según Hammond. Al mismo tiempo la AIEA deberá seguir con su trabajo de campo para aclarar los aspectos técnicos de cara a un pacto final. Como es habitual, no trascendieron los detalles de la negociación, pero las diferencias siguen siendo las de siempre: el grado de enriquecimiento que debe aceptar Irán, las sanciones a levantar por parte de la comunidad internacional y la posible duración de un acuerdo final.

John Kerry insiste en que «nuestro objetivo es práctico, no ideológico o político» y piensa que el acuerdo «no puede basarse en la confianza, sino en la verificación», pero expertos y diplomáticos no opinan igual.

Alegría de Netanyahu

La nueva extensión del diálogo ha sido acogida con diferentes lecturas y algunos coinciden en que ya está todo sobre la mesa y que «los iraníes no se mueven, la decisión final es política», según una fuente diplomática próxima a las negociones citada por Reuters. Esa falta de movimiento a la que se refiere esta fuente es la negativa frontal de la república islámica a congelar el enriquecimiento de uranio, lo consideran «un derecho» y por eso han aceptado limitarlo, pero nunca abandonarlo como se les había exigido siempre antes del 'plan de acción' de 2013.

Desde Israel el primer ministro, Benyamin Netanyahu, acogió con alegría la falta de acuerdo porque el único pacto posible debe ser el que anule «la capacidad para fabricar bombas atómicas» y, «sólo entonces», debería estudiarse el fin de las sanciones impuestas por Occidente.

La prórroga es «lo mejor» en este momento para un Netanyahu que desde el comienzo se ha opuesto a cualquier arreglo que no implique el final del enriquecimiento por parte de la república islámica.

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