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Estudiantes iraníes muestra su respaldo a la energía atómica frente a la central nuclear de Teherán.
Acaba la tregua nuclear sin acuerdo con Irán

Acaba la tregua nuclear sin acuerdo con Irán

Occidente y el régimen de Teherán agotan el plazo de un año sin lograr un pacto «lógico» y definitivo

MIKEL AYESTARAN

Lunes, 24 de noviembre 2014, 00:48

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Un año de tregua nuclear no ha sido suficiente para tejer la confianza necesaria y el acuerdo definitivo entre Irán y el 5+1, grupo formado por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (EEUU, Francia, Reino Unido, Rusia y China) junto a Alemania, tendrá que esperar. Un acuerdo tan importante como complicado de alcanzar ya que supondría poner fin a tres décadas de enfrentamiento y cambiaría los actuales equilibrios de poder en Oriente Medio. Las dos partes agotaron hasta el último segundo con la idea de lograr una extensión que sirva para redactar «un acuerdo lógico» dentro de «un nuevo marco político», según filtraciones a la prensa presente en Viena de fuentes próximas a la negociación. Esta extensión podría durar de «semanas» a «meses» dependiendo de lo cerca que se queden las partes de ese acuerdo.

La salida de Mahmud Ahmadineyad de la presidencia de Irán y la llegada del clérigo moderado, Hasán Rohani, posibilitó un acercamiento a Occidente que se plasmó el pasado 24 de noviembre en un «plan de acción» de seis meses, que en julio fue extendido otros seis. Gracias al acuerdo preliminar alcanzado la república islámica ha limitado el enriquecimiento de uranio al 20% y, a cambio, la comunidad mundial ha levantado de forma cautelar una serie de sanciones impuestas a su programa atómico.

Pero este periodo de prueba sigue sin resolver todas las dudas de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) sobre el carácter «exclusivamente civil» que, según Teherán, tiene este programa. El responsable de la agencia, Yukiya Amano, lamentó antes de la cumbre en Viena que Irán ha dejado de responder a las preguntas del organismo sobre un supuesto proyecto para la construcción de una bomba que tuvo en el pasado. Teherán niega la existencia de dicho plan y asegura que se trata de «fabricaciones» de los servicios de Inteligencia.

Como en anteriores cumbres clave de este proceso, las conversaciones se estiraron hasta última hora y en ellas tomaron parte activa los pesos pesados de cada lado, como el secretario de Estado estadounidense, John Kerry; el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, y, por la parte iraní, el jefe de la diplomacia y mano derecha de Rohani, Javad Zarif.

Durante este año de negociaciones directas, la AIEA ha tenido acceso a las principales instalaciones de Irán. Pero las sospechas que despertó la república islámica después de que en el 2009 se descubriera un centro secreto cerca de la ciudad de Qom siguen abiertas en los gobiernos occidentales, que temen que puede haber más en el país. El cambio de formas de Zarif y su equipo negociador respecto al pasado reciente contrasta con el frentismo de los sectores más radicales del régimen que, según la agencia AFP, incluso se manifestaron en las calles de Teherán para protestar por el posible acuerdo. La negociación cuenta con el visto bueno del Líder Supremo, Alí Jamenei, aunque ya adelantó en febrero que «es inútil y no llevará a ningún lado».

Un giro histórico

Los tiempos han cambiado y, además del diálogo atómico, Teherán y Washington han mantenido en el último año sus primeras conversaciones directas poniendo fin a 34 años de incomunicación, de confrontación con crisis graves como la de los rehenes de la legación estadounidense en Teherán en la que Estados Unidos se convirtió en el «gran satán» de los ayatolás y apadrinó todo un programa de sanciones que ha terminado por ahogar a su enemigo y llevarle a la mesa negociadora. La comunicación entre las dos potencias se ha extendido también al tema de la seguridad debido a la irrupción del Estado Islámico (EI) en Siria e Irak, un enemigo que les ha puesto de pronto en el mismo frente.

Desde que se anunciara el «plan de acción», Israel no ha ocultado su disgusto por lo que considera «un error histórico». Así lo calificó el primer ministro, Benjamin Netanyahu, porque supone la aceptación internacional de su máximo enemigo como un Estado nuclear. La prensa hebrea asegura que Kerry está en contacto permanente con Netanyahu para informarle de los pormenores de cada proceso negociador. Una postura similar a la que Estados Unidos mantiene con Arabia Saudí, su otro gran socio regional que recela del acercamiento a Irán, la potencia chií que desafía al sunismo ortodoxo que representan los saudíes.

El 'plan de acción' vigente hasta ahora no reconoce el derecho de Irán al reconocimiento de uranio de forma explícita, pero tampoco lo niega. Este detalle no recogido en el texto firmado en Ginebra el noviembre pasado fue la mayor victoria para los iraníes -posiblemente también la fórmula que hizo posible que saliera adelante el plan- y la mayor preocupación para Israel y Arabia Saudí, ya que la república islámica mantiene intacta su capacidad de controlar el ciclo nuclear.

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