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José Sócrates.
La corrupción corroe la credibilidad  de la clase política portuguesa

La corrupción corroe la credibilidad de la clase política portuguesa

El socialista José Sócrates, acusado de fraude fiscal y blanqueo, se convierte en el primer exjefe del Gobierno ante la Justicia de su país

D. L.

Domingo, 23 de noviembre 2014, 01:36

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La inestabilidad sigue zarandeando la escena pública de Portugal, aunque el virus de la descomposición política comienza a expandirse hacia territorios insospechados. A sus 57 años, el socialista José Sócrates pasará a la historia del país vecino tras convertirse en el primer exjefe del Gobierno al que las fuerzas de seguridad le colocan los grilletes. El otrora primer ministro pasó la noche del viernes en los calabozos y ayer fue trasladado a la Ciudad de la Justicia de Lisboa para declarar como sospechoso de fraude fiscal, blanqueo de capitales y corrupción. Un terremoto que, como señala la Fiscalía de la República, tiene su origen en «operaciones bancarias, movimientos y transferencias de dinero sin justificación conocida y legalmente admisible».

El secreto de sumario impuesto por el Tribunal Central de Instrucción Criminal no ha impedido que los medios de comunicación barajen que las pesquisas apuntan a la fortuna de al menos 20 millones de euros que atesora el antiguo jefe del Ejecutivo luso, y de otros 3 millones que supuestamente abonó por un piso de lujo en París. Lo único cierto es que no es el único arrestado de la operación, pues también acabaron bajo disposición judicial el empresario Carlos Santos Silva, el abogado Gonçalo Trindade Ferreira y el chófer João Perna.

Hombre carismático y popular por sus dotes de oratoria, dejó el Gobierno tras sufrir una dura derrota en las elecciones legislativas anticipadas del 2011, celebradas en medio de una fuerte crisis que le obligó a firmar la ayuda para un rescate financiero. Así ponía fin a seis años de mandato poco ortodoxo y logros destacados como la aprobación del Tratado de Lisboa, que serviría para reformar la Unión Europea en el 2007. Sin embargo, no es la primera vez que se le relaciona con la corrupción, ya que su nombre estuvo ligado al caso 'Freeport', un escándalo que ponía en duda las condiciones en las que se concedió una licencia para la construcción de un centro comercial al sur de Lisboa. El nombre de Sócrates se asoció igualmente a la operación 'Montebranco', la mayor red de blanqueo de capitales de Portugal, vinculada al extinto Banco Espírito Santo.

En el dispositivo que finalizaría con su arresto en el aeropuerto de Lisboa, al que llegó en un vuelo procedente de París, participaron más de 60 funcionarios de Justicia y aduanas. Su vivienda en la capital lusa, que inicialmente perteneció a su madre y ahora está a nombre del también detenido Carlos Santos, fue objeto de intensos registros policiales bajo la atenta mirada del propio Sócrates.

Apoyo a título personal

En el ámbito político, las reacciones se caracterizaron por la prudencia. El alcalde de Lisboa y candidato socialista a primer ministro, António Costa, envió un mensaje a los miembros de su partido para pedirles que no confundiesen su «amistad y solidaridad» hacia el exprimer ministro con «las acciones de su formación, que hay que preservar».

La casualidad quiso que el estallido de la trama corrupta coincidiese con el día en el que los militantes ratificaron la candidatura como secretario general de la formación a esta estrella emergente del socialismo, principal favorito en los sondeos para ganar los próximos comicios. Ante 47.000 correligionarios, Costa sí quiso aclarar que se trata de un proceso que sólo compete a la Justicia, cuyas decisiones «respetará».

Por su parte, Arménio Carlos, cabeza visible de la mayor central sindical del país, la CGTP, se limitó a manifestar que «es la Justicia la que a partir de ahora tiene que funcionar», pero subrayó que Portugal padece una serie de problemas estructurales que «es necesario combatir». Mutismo también en la sede socialdemócrata, que actualmente gobierna en coalición con los democristianos, y cuyo vicepresidente, Marco António Costa volvió a hacer hincapié en que ahora corresponde a los tribunales emitir veredicto.

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