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Los participantes en la protesta de Hong Kong encienden sus teléfonos móviles durante su protesta.
El Día Nacional de China más amargo

El Día Nacional de China más amargo

El ambiente festivo de la protesta democrática de Hong Kong contrasta con la tensión reflejada por el régimen de Pekín en la fiesta de su 65 aniversario

PABLO M. DÍEZ

Jueves, 2 de octubre 2014, 01:11

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En el 65 aniversario de su fundación, China celebró ayer su Día Nacional más amargo por la 'Revolución de los Paraguas', como se conoce a las multitudinarias protestas reclamando democracia que han estallado en Hong Kong. Mientras el jefe ejecutivo de la ciudad, Leung Chun-ying, presidía el tradicional izado de la bandera al amanecer en una breve ceremonia bajo fuertes medidas de seguridad, decenas de miles de manifestantes aprovechaban tan simbólica fecha para inundar por cuarta noche varias zonas del centro de la isla y de Kowloon, al otro lado de la bahía.

Aunque reivindicativo, el ambiente festivo que se respiraba en dichas concentraciones no podía ser más distinto a la tensión que reinaba en el acto oficial. Así quedó de manifiesto cuando varios estudiantes -los auténticos protagonistas de estas manifestaciones- se dieron la vuelta y cruzaron sus brazos a modo de protesta silenciosa al sonar el himno chino e izarse la bandera roja con cinco estrellas amarillas de la República Popular.

Para forzar la dimisión del jefe ejecutivo Leung, el vicesecretario de la Federación de Estudiantes, Lester Shum, volvió a amenazar con ocupar edificios oficiales si no deja el cargo hoy. También exigen su renuncia las fuerzas prodemocráticas agrupadas en torno al movimiento 'Occupy Central' ('Ocupar el Distrito de Central'), que aboga por paralizar la zona financiera de la ciudad. «Podemos hablar con cualquiera excepto con él. Dimita por el bien de Hong Kong», le aconsejó uno de los organizadores de dicho grupo, el doctor Chan Kin-man, quien anunció en un comunicado una escalada de las protestas hasta que el Gobierno dé una respuesta a sus demandas democráticas.

Entre las principales demandas de los manifestantes destaca la libre participación de candidatos en las elecciones a jefe ejecutivo de Hong Kong previstas para 2017. Aunque el régimen chino permitirá el sufragio universal en dichos comicios, pretende que un comité afín seleccione a dos o tres de sus candidatos.

Noticias censuradas

Haciendo oídos sordos a estas peticiones, Pekín se mantiene firme en su decisión mientras censura la noticias sobre las protestas en el resto de China. Por su parte, el jefe ejecutivo Leung ya ha dejado claro que seguirá en el cargo mientras dure la protesta de Hong Kong. La manifestación se prevé larga porque han sido tomadas varias calles por miles de manifestantes que se están aprovisionando de víveres para resistir durante los próximos días.

A pesar de los constantes rumores sobre un posible desalojo policial, y del recuerdo aún vivo de la matanza de Tiananmen en 1989, el jefe ejecutivo ha asegurado que no recurrirá a las tropas del Ejército chino acuarteladas en esta antigua colonia británica. Una promesa que ha servido para quitar el miedo del cuerpo a muchos hongkoneses como Angela Lee, una profesora de 33 años que anoche acudía a la masiva concentración ante el edificio del Gobierno regional, en el distrito de Admiralty.

«Antes estaba callada y tenía miedo por lo que había visto en televisión, pero me he contagiado de toda esta energía que irradia la gente aquí y he salido a la calle porque podemos hacer más por la democracia», explicaba Lee a este diario, en un paso elevado desde el que se veía toda la multitud. Sus palabras se entendían perfectamente cuando, bajo los futuristas rascacielos de Hong Kong, la muchedumbre formaba un río de luces con las pantallas de sus móviles mientras coreaba el himno de esta revuelta: «Bajo un vasto cielo», del grupo Beyond.

Emocionada, Angela Lee confiaba en que «nadie resulte herido y el Gobierno nos escuche». Así lo expresaba junto a su pareja, Inmanuel Cheung, otro profesor de 36 de años. En su opinión, «no hay miedo de que se repita otro Tiananmen porque son dos situaciones distintas. China estaba antes muy cerrada y Hong Kong es una ciudad internacional que está siendo observada por todos los países».

Esta pareja resume el nuevo perfil de los manifestantes, que durante los primeros días eran estudiantes en su mayoría y ahora son profesionales bien educados que reclaman sus derechos democráticos. Sin el idealismo de la juventud, y con las obligaciones de la vida cotidiana esperando tras el puente por el Día Nacional de China, la cuestión está en saber hasta dónde llegarán y cuánto tiempo aguantarán echándose a la calle para protestar.

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