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Un panel muestra la subida de la Bolsa de Tokio ayer.
Escocia dice sí a la unión

Escocia dice sí a la unión

ALFREDO CRESPO ALCÁZAR - AUTOR DE 'CAMERON. TRAS LA SENDA DE CHURCHILL Y THATCHER'. EDITADO POR SININDICE, LOGROÑO 2011.

Sábado, 20 de septiembre 2014, 00:46

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Escocia ha votado y, como en todo proceso electoral, las fuerzas en litigio han realizado una valoración positiva, en cuanto que favorable, de los resultados. De manera tangible, el vencedor ha sido el unionismo, particularmente el binomio David Cameron/Partido Conservador.

El líder tory ha evaluado el tanteador final como un éxito para el Reino Unido, evitando arrogarse mérito alguno y reafirmando su máxima de los dos últimos años: la Unión hace fuerte al país y la secesión, por el contrario, lo debilita doméstica e internacionalmente.

Si aceptar la consulta fue un acto político arriesgado por parte de David Cameron, el hecho de que ahora haya enfatizado que la reforma constitucional en ciernes también afectará a País de Gales, Irlanda del Norte e Inglaterra, no debe interpretarse como un brindis al sol. Por el contrario, ilustra un rechazo deliberado al inmovilismo constitucional ha caracterizando a los tories durante las últimas décadas y que le ha relegado a la categoría de actor marginal en las naciones periféricas de Reino Unido.

Asimismo, implica un paso necesario para recuperar la escarapela de One Nation Party, invirtiendo esa dinámica que parece condenarle a ser un partido únicamente inglés. Por tanto, la advertencia formulada por Cameron y Michael Gove rehuye la retórica: votar contra la independencia, no es sinónimo de mantener el status quo.

Con todo ello, la agenda constitucional por la que apueste Cameron hallará reticencias, como sinónimo de hostilidad visceral, más en el seno de su formación que en sus rivales. El clima de unidad que se percibió en Better Together bajo el liderazgo de Alistair Darling, no agradaba ni a los tories más recalcitrantes ni al populista UKIP, partido siempre deseoso de pescar en río revuelto y cuyo modus operandi se basa en la máxima de "cuanto peor, mejor". Indirectamente, puede concluirse que Nigel Farage ha sido el otro gran derrotado el 18 de septiembre.

En cuanto al electorado escocés, éste ha sido pragmático en su conducta. La independencia, tal como la formulaba el Scottish National Party (SNP), suscitaba más interrogantes que certezas. Así lo prueba que el NO haya sacado casi 11 puntos al SÍ, cuando escasas 48 horas antes se vaticinaba una diferencia menor.

En su primera reacción tras la derrota, Alex Salmond ha renunciado a la tentación de exigir una nueva consulta en el corto plazo. Después, llegó su dimisión. A partir de este instante, será obligación de su sustituto facilitar la reforma constitucional y no torpedearla con exigencias imposibles. El nuevo Sctland Act requerirá consenso y no mercadeo, advertencia extensible al unionismo, más si cabe teniendo en cuenta que en el 2015 habrá elecciones generales en Reino Unido.

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