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Defensores de la campaña del 'no' celebran la victoria tras conocer los resultados oficiales de la consulta.
La derrota en la consulta arrolla a Salmond y fuerza una reorganización de Reino Unido
REFERÉNDUM DE ESCOCIA

La derrota en la consulta arrolla a Salmond y fuerza una reorganización de Reino Unido

Isabel II pide unidad y anima a los escoceses a «amortiguar» las emociones y atender a «los sentimientos de los otros»

ÍÑIGO GURRUCHAGA

Sábado, 20 de septiembre 2014, 00:46

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El ministro principal y líder independentista de Escocia, Alex Salmond, anunció ayer que renunciará en noviembre a su posición en el Gobierno autonómico y en el Partido Nacional Escocés (SNP), después de que una mayoría más holgada de escoceses de la que se deducía de los sondeos diese la victoria al 'no' en el referéndum sobre la independencia convocado por su Gobierno y celebrado el pasado jueves. El primer ministro británico, David Cameron, comunicó la inmediata puesta en marcha del proceso de elaboración de un plan legislativo para reformar el sistema autonómico escocés y británico. Creará una comisión y un comité especial del Gabinete para estudiar las quejas inglesas por el papel de diputados escoceses que votan en Londres sobre asuntos que han sido transferidos y para preparar un proyecto de ley con más competencias para el Parlamento de Edimburgo.

El objetivo de esa reforma es, según el ministro para Escocia en el Gobierno británico, el liberal-demócrata Alistair Carmichael, evitar el error cometido en Canadá cuando, tras la victoria del 'no' en una consulta celebrada en 1980 en Quebec, los partidos ganadores dilataron el cumplimiento de sus promesas, lo que habría desembocado en el nuevo referéndum, con resultado más ajustado, en 1995.

Salmond, en su primera reacción tras conocerse la derrota del 'sí', afirmó que Escocia había decidido «en este momento» no convertirse en un país independiente. Más tarde, en el curso de una conferencia de prensa en la que anunció su próxima dimisión, afirmó que no ve «en el futuro visible» la posibilidad de que se celebre otra consulta, «una oportunidad que se tiene una vez en la vida».

En la consulta escocesa del jueves, 2.001.926 votantes marcaron la casilla del 'no' en la papeleta que les preguntaba si Escocia debía convertirse en un país independiente y 1.617. 989 la del 'sí'. En porcentajes, significa una victoria del 55,3% frente al 44,7 %. El promedio de todos los sondeos publicados desde octubre del 2013 daba una ventaja de cuatro puntos al 'no'. La alta participación explica en parte la disparidad entre el resultado final y el pronóstico de que sería más ajustado. El 84,59 % de los registrados para votar acudieron a las urnas mientras que, en las elecciones autonómicas del 2011, el Partido Nacional Escocés (SNP) ganó una mayoría parlamentaria absoluta con el 50,4% de participación, la segunda más baja en la historia electoral de Escocia.

La participación fue notablemente más alta en elecciones británicas que en autonómicas, lo que podría indicar un sesgo a favor de la unión cuando aumenta el número de votantes. Todos los líderes políticos celebraron el inédito nivel de votantes en la consulta del jueves, que demuestra el gran interés que ha suscitado entre los escoceses la decisión sobre la independencia. La noche del recuento fue larga. Los primeros resultados se empezaron a conocer a la una de la madrugada, hora local. La geografía escocesa, con islas desde las que se transportan las urnas en barco a las salas de recuento en tierra firme o comarcas como las Tierras Altas, con una gran extensión y una población dispersa, obligó al lento anuncio de los resultados.

«Proceso acordado»

El líder independentista, Alex Salmond, reconoció la victoria del 'no' minutos después de que los resultados en la región de Fife, a las seis de la mañana, hiciesen matemáticamente imposible la victoria de la opción independentista; que había tenido su momento de júbilo dos horas antes, cuando el anuncio de dos regiones favorables al 'sí' sumó su única y breve ventaja de la noche.

Salmond aceptó el resultado ante sus seguidores, en Edimburgo. «Sabemos que hay una mayoría para el 'no'», dijo. «Es importante decir que nuestro referéndum ha sido un proceso acordado y consensuado y que Escocia, por mayoría, ha decidido en este momento no ser un país independiente. Acepto el veredicto de la población y llamo a todos a hacer lo mismo, aceptando el veredicto democrático del pueblo de Escocia».

Cameron, por su parte, dijo que, «como demócrata, era correcto que respetásemos la mayoría del SNP en el Parlamento de Edimburgo y diéramos a la población de Escocia el derecho a expresarse». Defendió también que se formulase la pregunta como una opción entre unión o independencia, por lo que ha sido criticado. «El debate ha sido resuelto por una generación», afirmó. «O, como Alex Salmond dijo, quizás para una vida».

La reina Isabel emitió una declaración en la que se compromete, junto a su familia, a ayudar a que la población escocesa se una tras «el debate robusto», que es «la tradición democrática de la que disfrutamos en este país». Y añadía: «Pero no tengo ninguna duda de que esas emociones serán amortiguadas por el entendimiento de los sentimientos de los otros». El ambiente en las calles escocesas era tranquilo, cotidiano. El 'sí' había sido más visible y ruidoso durante la campaña y la mayoría más discreta y silenciosa partidaria de la unión no organizó públicas celebraciones.

Mientras Alex Salmond se retiraba de la escena, líderes laboristas condenaban la inclusión por Cameron de reformas en el papel de los diputados escoceses en el Parlamento de Westminster, que podría debilitar al partido de la izquierda. El horizonte de las elecciones generales en mayo del 2015 ya se acerca a más velocidad tras evitar la ruptura de Gran Bretaña.

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