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La ejecución del cooperante David Haines (izda.) ha vuelto a horrorizar al mundo. Y la inquietud se centra ahora en el secuestrado Alan Henning, también trabajador humanitario
Apoyo árabe contra el Estado Islámico

Apoyo árabe contra el Estado Islámico

Kerry revela que nueve países árabes se suman a los bombardeos en Irak contra unos yihadistas que insisten en explotar el chantaje del horror

MIKEL AYESTARAN

Lunes, 15 de septiembre 2014, 01:07

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La alianza encabezada por Estados Unidos para combatir al Estado Islámico (EI) se reúne hoy en París con las imágenes de la decapitación del cooperante escocés David Haines en la mente de todos. Más de una veintena de países se dan cita en la capital francesa para escenificar su apuesta contra el califato, entre ellos los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido y Francia). El EI cumplió su amenaza y por tercera vez en un mes ejecutó a uno de los rehenes occidentales que tiene en sus manos, lo grabó y lo difundió a través de las redes. El grupo anunció que el próximo en esta lista macabra será el también cooperante británico Alan Henning.

En los casos de los periodistas Jim Foley y Steven Sotloff, los yihadistas pretendían enviar un mensaje a Barack Obama. Ahora el destinatario, según el verdugo -el mismo encapuchado de las anteriores ocasiones-, es David Cameron por su apoyo a la ofensiva estadounidense contra el califato. El máximo dirigente británico calificó el asesinato de «inmundo y repulsivo». «Haremos todo lo que está en nuestras manos para acorralar a estos asesinos y hacer que respondan de sus actos, tome el tiempo que tome», prometió.

La ofensiva ya se ha convertido en «guerra», según la expresión empleada por primera vez por el secretario de Estado de EE UU, John Kerry, en una entrevista concedida a la cadena CBS durante su escala en Egipto. Kerry culmina en Francia su gira para recabar apoyo político, económico y militar en su lucha contra el EI con el respaldo confirmado de nueve países árabes, incluidos Catar y Arabia Saudí, pero con la incógnita de Turquía, hasta ahora un aliado fiel y punto estratégico, ya que comparte frontera con Siria e Irak. El apoyo logrado por Washington, según fuentes de Inteligencia a las que ha tenido acceso The New York Times, incluiría la oferta de varios Estados árabes de participar en las operaciones aéreas contra objetivos yihadistas. Quien se suma también de forma oficial a esta guerra es el Gobierno de Australia, que enviará a Oriente Medio un contingente de 600 militares, cazas y aviones de apoyo al Ejército iraquí.

Washington no cuenta con Siria, y Kerry dejó claro en la misma entrevista que «no habrá coordinación» con Damasco. Éste es uno de los mayores escollos a los que se enfrenta la Casa Blanca, ya que además de acabar con el Estado Islámico pretende terminar al mismo tiempo con Bashar el-Asad. Y para ello planea entrenar y armar a la «oposición moderada» que durante los últimos tres años ha denunciado en repetidas ocasiones el abandono por parte de Occidente. Estados Unidos tampoco se refiere a la posible cooperación con Irán, una opción a la que hizo alusión el canal en persa de la cadena BBC la semana pasada citando a fuentes próximas al Líder Supremo, ayatolá Jamenéi.

Menos fuerza en el terreno

Tres rehenes occidentales ejecutados han tenido más efecto que los miles de sirios e iraquíes asesinados por el Estado Islámico durante los últimos años. Pese al éxito fulgurante de su campaña militar con la toma en verano de ciudades como Mosul y Tikrit en apenas 48 horas y el posterior establecimiento del califato, la respuesta de las milicias chiíes y kurdas y el apoyo aéreo estadounidense han hecho perder fuerza en el campo militar a los yihadistas en Irak en las últimas semanas. La respuesta a su incapacidad para mantener posiciones llega en forma de decapitaciones, mucho más valiosas en la guerra psicológica con EE UU y Europa que la toma de cualquier aldea.

El cooperante David Haines fue secuestrado junto a su colega italiano Federico Motka en marzo de 2013 cuando apenas llevaba tres días en Siria. De 44 años y padre de dos hijas, Haines viajó a Siria con la ONG francesa Acted para poner en marcha un proyecto de agua y saneamiento en las zonas fuera del control del régimen. Tenía más de quince años de experiencia en trabajos de cooperación en lugares complicados como los Balcanes, Sudán del Sur o Libia, pero el EI no le dio tiempo de ayudar a la población local en Siria.

Motka fue liberado en mayo, lo que reabrió el debate entre los países occidentales sobre los gobiernos que pagan rescates para liberar a sus ciudadanos, algo que no hace el Reino Unido. El rostro del ahora asesinato David Haines apareció al final del vídeo de la ejecución de Steven Sotloff y su familia lanzó un mensaje desesperado pidiendo clemencia, pero el verdugo volvió a cumplir la orden del califa. Y todo indica que no será la última.

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