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Miembros de las milicias chiíes toman posiciones en Jurf al-Sakhr para contener a las tropas yihaidistas.
Un ataque a una mezquita suní aumenta la tensión sectaria en Irak

Un ataque a una mezquita suní aumenta la tensión sectaria en Irak

Al menos 68 personas mueren en una operación que sigue los parámetros del Estado Islámico, aunque algunas voces lo atribuyen a milicias chiíes

MIKEL AYESTARAN

Sábado, 23 de agosto 2014, 00:24

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Montañas de cuerpos ensangrentados, supervivientes desesperados tratando de sacar a heridos en brazos, gritos desgarradores en medio del caos. la guerra sectaria en Irak se sigue en directo gracias a las grabaciones con teléfonos móviles e Imam Wais, aldea de la provincia de Diyala situada 120 kilómetros al norte de Bagdad, no fue una excepción. Al menos 68 personas perdieron la vida, según las cifras ofrecidas por la morgue, después de que un suicida activara sus explosivos en el interior de la mezquita de Musab bin Omair durante la oración del viernes, la más concurrida de la semana. A las puertas del templo otros tres milicianos esperaban para abrir fuego contra quienes trataban de huir hasta que fueron abatidos por las fuerzas de seguridad.

La acción sigue los parámetros de las operaciones del Estado Islámico (EI), pero al tratarse de un templo suní algunas voces acusaron a milicias chiíes -que son las que han llenado el hueco dejado por el Ejército tras el descalabro de las fuerzas armadas provocado por la irrupción del EI a comienzos de verano- de estar detrás de lo ocurrido.

Fuentes oficiales citadas por la agencia AP apuntaron a milicianos islamistas que habrían actuado en venganza por la negativa de los líderes de las principales tribus locales a jurar lealtad al nuevo califa, Abu Baker al-Bagdadi. Desde inicios de año el avance del EI es imparable en las provincias suníes, sobre todo desde que en junio logró hacerse con el control de la ciudad de Mosul. Diyala es una provincia mayoritariamente suní, pero algunas tribus se resisten a seguir los dictados de la bandera negra del EI. Aunque hasta el momento chiíes, cristianos y otros grupos minoritarios como los yazidíes han sido el objetivo principal de la campaña de purificación de los yihadistas, también los suníes que no aceptan el califato son objetivo directo.

Irak está dividido entre suníes, chiíes y kurdos. La estampida de los militares tras el alzamiento del EI llevó al gran ayatolá Alí Sistani a llamar a los suyos a las armas y ahora son las milicias chiíes, junto a los 'peshmerga' kurdos, quienes forman la primera línea de combate ante el EI. La paramilitarización casi absoluta de la seguridad ha traído excesos por parte de estas nuevas fuerzas de seguridad y en los últimos tres meses al menos 255 presos suníes han sido ejecutados, algunos menores de edad, sin juicio previo de ningún tipo en nueve prisiones del país, según un reciente informe de Human Rights Watch (HRW).

Odio entre comunidades

El 60% de los iraquíes sigue el chiismo duodecimano, el mismo que rige en Irán, frente al 30% suní, rama a la que pertenecía Sadam Husein y que controló el país durante décadas hasta la invasión de Estados Unidos que trajo el cambio de sistema y dio el poder a los chiíes a través de las urnas. Desde entonces arranca una carrera de odio marcada por la negativa suní a asumir su nuevo rol y los excesos de poder por parte de los partidos religiosos chiíes que gobiernan de espaldas a la secta rival.

El odio entre comunidades, alentado desde el extranjero por Irán y Arabia Saudí, grandes potencias regionales chií y suní, respectivamente, fue el filón aprovechado por grupos como Al-Qaida, primero, y ahora el Estado Islámico para ganar peso entre los suníes y formar la primera línea de combate contra un Gobierno central en manos de la secta rival. Una primera línea que se extiende hasta Damasco, donde el EI también pretende derrocar al Gobierno de Bashar el-Asad, dirigente alauí, grupo vinculado también al chiismo.

El trabajo se acumula en la mesa del recién nombrado primer ministro, Haidar al-Abadi, incapaz hasta el momento de relajar la tensión entre sectas y acelerar las gestiones para completar la lista de ministros del nuevo Gabinete antes del 10 de septiembre.

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