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Hamás aguanta el pulso a Israel

La reclamación por el grupo islamista del fin del bloqueo de la Franja ha logrado unir sin fisuras a todas las facciones palestinas

MIKEL AYESTARAN

Lunes, 28 de julio 2014, 00:06

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Hamás aguanta el pulso a Israel y se resiste a aceptar la tregua propuesta por Egipto, que supondría detener las hostilidades para negociar posteriormente un acuerdo de alto el fuego. La Franja se desangra con más de mil muertos, la mayoría civiles y más de cien de ellos niños, y la destrucción casi total de barrios como Shejaiya o amplias zonas de Beit Hanún o Yan Yunis, que dejan más de 200.000 desplazados, pero el grupo islamista mantiene su exigencia de la garantía del levantamiento del bloqueo para detener el lanzamiento de unos cohetes que hasta ahora han matado a tres personas.

Veintiún días de ofensiva van desgastando la capacidad de unas milicias que ya han lanzado más de 2.500 proyectiles, según las estimaciones de Israel, que afirma haber abatido al menos a 240 milicianos. La operación 'Margen protector' se alarga, la diferencia de fuerzas es abismal y las milicias han reducido el ritmo de lanzamientos a la mitad, tal y como muestran las estadísticas de las Fuerzas Armadas hebreas, pero el castigo atroz no ha terminado con las operaciones. Y donde realmente está haciendo daño Hamás es en la lucha cuerpo a cuerpo que comenzó con la invasión terrestre y en la que ya han caído 43 soldados. Algunos de estos militares han muerto en suelo israelí después de que comandos palestinos lograran infiltrarse a través de túneles.

El grupo islamista, con un patrón de funcionamiento cada vez más parecido al de la milicia libanesa Hezbolá, está convirtiendo el final del cerco en bandera de la lucha, una reivindicación que respaldan los dos millones de la Franja y que cuenta con el apoyo público de la Autoridad Nacional Palestina (ANP). Cualquier mejora en la libertad de movimientos y de compra y venta para los ciudadanos será un triunfo para el brazo de los Hermanos Musulmanes en Palestina, una sensación de victoria que Israel quiere combatir a toda costa y cuyo éxito puede contagiar a los más jóvenes de Cisjordania, que han empezado a protestar en las calles. «Hamás debe entregar su arsenal de misiles en un proceso controlado, sólo entonces aceptaremos medidas de alivio económico para Gaza», adelantó el ministro de Economía israelí, Naftali Bennett, partidario de emplear la máxima fuerza «en defensa propia».

«Por primera vez están todas las facciones juntas, sin fisuras. Hamás es el grupo más importante, el mejor organizado y el que tiene mayor apoyo popular. En los últimos años ha madurado, obligado por el alejamiento de Irán a causa de la crisis en Siria», opina Ibrahim al-Madhun, analista político de Gaza, que destaca «las sorpresas de los aviones no tripulados, los submarinos y la capacidad de detectar a los colaboradores (con Israel), lo que hace posible que hasta ahora no haya caído ningún líder».

Intercambio de treguas

Las últimas 48 horas se fueron en un intercambio de ofertas de treguas unilaterales que la otra parte se niega a cumplir de forma sistemática. Israel ha atacado ya casi 3.000 objetivos en estas tres semanas y mientras sus hombres se afanan en las búsqueda de túneles -dicen que ya han anulado treinta- , aviones, barcos y tanques dispararon a las oficinas del canal Al-Aqsa, próximo a Hamás.

A primera hora de la mañana no se veía un alma en Shejaiya. Israel había decretado una tregua unilateral, pero la gente no se fiaba y, a diferencia del sábado, cuando el acuerdo fue aceptado por las dos partes y duró 12 horas, nadie entraba en este barrio del este de la ciudad arrasado por los bombardeos. La gente esperaba en el límite de la zona noticias de un nuevo pacto que permitiera regresar a remover los escombros para intentar recuperar pertenencias. Hamás no aceptó el acuerdo debido a la presencia de miles de soldados en la Franja ni detuvo el lanzamiento de cohetes, lo que provocó que la tregua saltara por los aires poco después de entrar en vigor.

El segundo intento del día corrió a cargo de los islamistas, que anunciaron el acuerdo de todas las milicias para respetar un alto el fuego de 24 horas solicitado por la ONU con motivo del final del ramadán. En pocas horas Hamás cambió de opinión y puso sobre la mesa una oferta que Israel rechazó porque «ofrece la tregua con una mano y sigue lanzando cohetes con la otra», aseguró el primer ministro Benyamin Netanyahu en una entrevista con la CNN.

Los rumores de tregua despiertan esperanzas en una población que sueña con el final de los bombardeos, pero está dispuesta a aguantar si el premio final es el fin del bloqueo. «¿Alto el fuego? Con miles de israelíes dentro y sin levantar el embargo. No, por favor, otra vez no. Después de lo que nos han hecho ya no tenemos nada que perder», aseguraba Khaled Shawa, dueño de una de las carnicerías más antiguas de Gaza, abierta desde hace 56 años en el mercado central. El final del embargo une a todos los ciudadanos contra esta ofensiva de Israel.

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