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MIKEL AYESTARAN
Viernes, 25 de julio 2014, 00:17
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La bandera azul de Naciones Unidas ya no garantiza la seguridad en Gaza. Al menos 17 personas perdieron ayer la vida en el bombardeo del colegio que la Agencia para los Refugiados Palestinos (UNRWA) tiene en Beit Hanún, en el norte de la Franja, cuya autoría «no está clara», según el comunicado del secretario general del organismo, Ban Ki-moon. Éste es uno de los puntos más calientes desde el inicio de las incursiones terrestres israelíes en una operación que ya roza los 800 palestinos muertos.
«Israel tenía las coordenadas del centro», colgó en Twitter el portavoz de UNRWA, Chris Gunnes, que informó también de que debido a la intensidad de los combates en la zona habían intentado «coordinar con los israelíes la evacuación de los civiles», pero Tel Aviv «lo rechazó». El organismo internacional ha recibido desde el inicio de la ofensiva «tres ataques directos israelíes contra dos escuelas y 84 instalaciones han sufrido daños», según Gunnes.
Hamás, Yihad Islámica y los Comités de Resistencia Popular describieron el bombardeo como un «crimen» y advirtieron de que Israel «lo pagará», según las reacciones recogidas por la agencia Maan. Pero desde el bando israelí no hubo ni confirmación ni desmentido. Las Fuerzas Armadas precisaron que «en el curso de la tarde varios cohetes lanzados por Hamás desde el territorio de la Franja de Gaza cayeron en el área. El Ejército israelí está revisando el incidente». El comandante encargado de la División de Gaza, general de brigada Miky Edelstein, no pudo precisar si se trató de un bombardeo israelí, pero declaró que «no actuamos en este tipo de casos y mucho menos sin avisar. Si algo ha sucedido ha sido un error».
La muerte en un centro de la ONU no genera sorpresa entre familias como la de los Morab, que huyeron de Shejaiya, al este de la Ciudad de Gaza, no encontraron sitio en los colegios que el organismo internacional ha abierto como refugios y han terminado alquilando la oficina de un contable para pasar estos días. Ayub, la madre, dice que «escapamos de los combates como pudimos, pero eso no significa que uno esté seguro, pueden bombardearlo todo».
Tregua el fin de semana
Es la misma sensación que comparten los miles de gazatíes a los que Israel pide que se alejen de la frontera, pero no encuentran cobijo en una Gaza que se ha convertido más que nunca en una especie de gran campo de refugiados al aire libre. La gente deambula por las calles con bolsas en la mano y sin saber a dónde ir. Con los refugios llenos y las casas de las familias desbordadas, la situación resulta «devastadora», según el calificativo de la ONU.
La diplomacia siguió un día más con sus esfuerzos para acordar el cese de la violencia. El secretario de Estado estadounidense regresó a Egipto. John Kerry habló de «avances» en el proceso y la prensa local, citando fuentes diplomáticas próximas a la negociación, aseguró que la tregua podría entrar en vigor a lo largo del fin de semana, coincidiendo con el final del mes sagrado de ramadán. Esta vía egipcia contempla el alto el fuego inmediato para facilitar la apertura de un diálogo entre las dos partes. Una estrategia a la que Israel dio el visto bueno hace una semana, pero que Hamás rechaza porque exige garantías de que los israelíes levantarán el bloqueo que sufre la Franja desde hace ocho años.
El líder político del grupo islamista en el exilio, Jaled Meshal, se mostró dispuesto a «un cese temporal humanitario» de los combates, pero rechazó cualquier acuerdo definitivo que no incluya el final del cerco. Ésta es una exigencia respaldada por la Autoridad Nacional Palestina, que va de la mano de Hamás en esta lucha contra el bloqueo.
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