Polonia despide con honores al último dictador comunista

Jaruzelski fue enterrado como si hubiera sido un héroe y el Estado polaco corrió con todos los gastos. En la ceremonia estuvieron presentes antiguos comunistas como el expresidente socialdemócrata Aleksander Kwasniewski, pero también viejos opositores, como el exlíder de Solidaridad y expresidente Lech Walesa. El acto reunió a la familia del difunto, su viuda Barbara y su hija única Monika, y a personalidades como los embajadores de Estados Unidos y de Rusia. La ceremonia oficial comenzó con una misa en la catedral del Ejército, durante la cual grupos de personas concentradas en el exterior desplegaron pancartas hostiles al general que lo calificaban de «traidor» a Polonia.

El antiguo dictador fue incinerado y por la tarde sus cenizas fueron depositadas con honores militares en el cementerio varsoviano de Powazki. En algunos momentos de la ceremonia grupos de descontentos corearon consignas como «Abajo los comunistas» y «Lárgate a Moscú» y exhibieron fotografías de víctimas de la ley marcial de Jaruzelski. El expresidente Kwasniewski aseguró que el general evitó «una intervención extranjera o una guerra fratricida». «Perdí algunas batallas contra él, pero gané la guerra por una Polonia libre. Dejo a Dios que lo juzgue», declaró Lech Walesa.

Personaje controvertido

La formación socialdemócrata SLD, heredera del antiguo Partido Comunista, había defendido la necesidad de decretar un duelo nacional. El presidente Komorowski, antiguo opositor al comunismo, rechazó la idea y la portavoz de Presidencia, Joanna Trzaska-Wieczorek, consideró que «es mejor no tomar decisiones que dividirían a la sociedad». Organizaciones de antiguos combatientes y el Instituto de la Memoria Nacional (IPN), que investiga los crímenes del comunismo y del nazismo en Polonia, se pronunciaron en contra de que fuera enterrado en el cementerio de Powazki, donde descansan muchas personalidades.

Jaruzelski desempeñó un papel relevante durante el régimen comunista. Tras el autogolpe de diciembre de 1981 implantó la ley marcial y llevó a cabo una dura represión contra la oposición, que reunía en sus filas desde la derecha conservadora hasta los anarquistas y a muchos antiguos marxistas. El balance fue terrible: un centenar de muertos, 10.000 detenidos y miles de exiliados. Resistió en el poder hasta 1989 a pesar de la crisis del país, pero finalmente tuvo que negociar con la oposición una transición a la democracia que dio su primer paso en las elecciones semilibres de junio de 1989. Esos comicios significaron el hundimiento del comunismo en Polonia y en los países del Este.

Personaje controvertido, para una parte de la población fue un golpista y un dictador; para otros resultó un mal menor porque evitó la intervención militar de la URSS en Polonia. Hace unos años fue acusado de ser responsable de una matanza de obreros que cometieron la Policía y el Ejército durante unas revueltas en Gdansk y Gdynia en 1971. El viejo general consiguió escapar entonces de la justicia.