Los palestinos se reconcilian mientras el proceso de paz con Israel se tambalea

Según el calendario previsto, los palestinos deberían crear un Ejecutivo que incluya a ambas facciones en las próximas cinco semanas. Este Gobierno sería temporal y tendría por cometido dar paso a elecciones seis meses después. No es el primer acuerdo de reconciliación al que llegan Al-Fatah y Hamás en los últimos años, aunque los anteriores siempre han fracasado, entre otras cosas, por las divergencias sobre quién encabezaría el Gabinete.

El firmado ayer en la casa de Ismail Haniye, líder de Hamás en Gaza, «es un acuerdo total de las partes sobre todo lo que se firmó y se aceptó» en los pactos alcanzados anteriormente en El Cairo y Doha en el 2011 y el 2012 respectivamente, señaló el primer ministro del grupo islamista en la Franja.

Haniye aseguró a la prensa palestina que la reconciliación es «un acto de responsabilidad nacional» y, en efecto, el fin de la división entre las diferentes facciones es un requisito imprescindible para que un eventual acuerdo de paz con Israel pueda consolidarse y Palestina se establezca finalmente como Estado. Sin embargo, la reconciliación, paradójicamente, plantea otros problemas para la paz. Hamás, que se hizo con el control de Gaza en el2007, no reconoce a Israel como Estado y, a su vez, el Gobierno de Tel Aviv considera que el liderado por Jaled Meshal es un grupo terrorista con el que no tiene nada que negociar.

Fiesta en la Franja

Ayer, Israel canceló una reunión con la ANP, en el marco de las negociaciones de paz que impulsa EEUU y que se habían puesto como fecha límite para llegar a un acuerdo el próximo día 29. El presidente palestino, Mahmud Abás, «ha elegido a Hamás en lugar de la paz (con Israel). Quien elige a Hamás no quiere la paz», dijo Netanyahu en un comunicado. Israel también reaccionó al acuerdo de reconciliación de ayer bombardeando un objetivo en Gaza, una motocicleta cuyos dos ocupantes resultaron heridos leves. Mientras, miles de habitantes de la Franja salieron a las calles a celebrar el acuerdo con Al-Fatah.

Tanto Hamás como Al-Fatah parecen encontrase bajo una mayor presión que en ocasiones anteriores para que el acuerdo salga adelante. El grupo islamista se ve cada vez más asfixiado después de que Egipto cerrase la mayoría de los túneles que unen la Franja con el Sinaí, mientras que Abás se enfrenta a una crisis de legitimidad que le ha llevado incluso a amenazar con disolver la ANP.