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L. GÓMEZ
Domingo, 24 de junio 2018, 00:10
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Frente a trituradoras que devoran carreras sin apenas haber echado a andar, Maye Musk representa la antítesis de un negocio al que ocasionalmente le suelen dar ataques de realidad al contratar a modelos de edades similares a las que van destinados los productos que promocionan. El último fichaje del gigante cosmético CoverGirl es una modelo que ha visto de todo. Lleva cinco décadas de ejercicio y se le adivina carrete para largo. A sus 69 años, participó las pasadas navidades en la campaña de Swarovski junto a Karlie Kloss y Naomi Campbell. A la veterana maniquí canadiense le encanta trabajar con «jovencitas», pero sus compañeras se sienten más afortunadas todavía. «Siempre piensan que van a quedarse sin proyectos y cuando me ven, vuelven a tener esperanzas», ironiza.
Madre de tres hijos y abuela de diez nietos, es además una empresaria con buen olfato. Arrasa con un negocio de dietética, pero a Maye lo que realmente le gusta es la moda. Ha hecho una carrera diferente a la del resto de la profesión. Su popularidad ha ido de menos a más y ha saboreado los mejores tiempos cuando las demás ya estaban de retirada o simplemente de capa caída. Sin darse apenas importancia, jamás se le han caído los anillos por tener que posar como madre de la novia a los 28 años o ser portada de revistas de abuelos con 42. «Me parecía fenomenal. Era trabajo y me hacía feliz, siempre que me pagaran. Si conseguía algo bien remunerado, significaba que mis hijos y yo podíamos cenar pavo en Navidad. En caso contrario, tomábamos pollo», resuelve.
Cuando cumplió 60 años, la madre de Elon Musk, fundador y principal gestor del fabricante de coches eléctricos Tesla, dio un giro radical a su vida y aspecto personal. Dejó de teñirse y se cortó la melena. Le llovieron toda clase de contratos. Acaparó las portadas de las revistas 'Time' y 'New York Magazine' e hizo una aparición estelar en el vídeo 'Hanted' de Beyoncé. «Era un fantasma blanco, pero llevaba un fantástico vestido de alta costura», esgrime sin demasiada convicción una mujer que irradia estilo y que rara vez suele lamentarse por su edad. Presume de tener «casi 70» e intenta convencer a mujeres de su edad de que pueden estar de moda, ser seguras y estar felices consigo mismas. «También deseo ayudarles a que confíen en sus capacidades y que no se amedrenten en su búsqueda del éxito». El suyo representa la sensatez de la serena elegancia.
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