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Begoña Gómez, la flamante 'primera dama', tiene 43 años. :: Óscar del pozo
Begoña en La Moncloa

Begoña en La Moncloa

Bilbaína de nacimiento y experta en captación de fondos, la mujer de Pedro Sánchez ha sido su apoyo en épocas difíciles. «Ella siempre ha estado a su lado», dicen quienes la conocen

IRMA CUESTA

Viernes, 8 de junio 2018, 23:00

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Ayer, mientras resonaban los aplausos de quienes acababan de hacerle presidente, Pedro Sánchez buscaba con la mirada a su mujer en lo alto de la tribuna de invitados. Una forma -aseguran quienes le conocen- de agradecer a la mujer con la que desde hace doce años comparte su vida que nunca, ni siquiera en los momentos más duros, le haya soltado la mano.

Begoña Gómez (Bilbao, 43 años) dejó claro que eran un equipo el día en que, vestida de rojo, se subió al escenario del Circo Price para arropar a su marido como candidato a la presidencia del Gobierno de España. Los expertos aseguraron entonces que había sido un fantástico golpe de efecto. La imagen de aquella pareja joven, ilusionada y bien avenida era un chute de aire fresco en un país adormecido tras una sucesión de campañas tediosas en las que las mujeres de los candidatos ni siquiera existían. Era, también, la prueba de que aquella mujer rubia, sonriente y brillante estaba decidida a impedir que su compañero librara solo aquella batalla, ni ninguna de las que llegarían más tarde.

Dicen sus amigos que fue Begoña quien, la noche en la que Sánchez perdió la secretaría general del partido, cuyas listas había encabezado meses antes, infundió calma a su desolado esposo. También que fue ella la que alentó su propósito de no darse por vencido y quien le animó a subirse al coche y recorrer España para recuperar, una a una, las plazas perdidas.

Es por eso, porque fue ella quien le ayudó a regresar de entre los muertos y recuperar el respaldo de buena parte de la militancia, por lo que ayer Pedro Sánchez la buscó en la tribuna de invitados. Allí estaba; en pie, de nuevo vestida de rojo, junto a la madre del flamante presidente y su hermano, celebrando la victoria de su marido.

Amor a primera vista

Aunque luce el nombre bilbaíno por excelencia y ha puesto a su hija mayor el también vasco de Ainhoa, Begoña dejó la capital vizcaína con su familia siendo muy niña para instalarse en León. Esta rubia atractiva y espigada le robó el corazón a Pedro Sánchez cuando se cruzó en su vida en la fiesta de cumpleaños de un amigo. «Tuve que ponerme pesado e insistir unas cuantas veces. No fue fácil convencerla», confesó el político durante una entrevista, mucho antes de que toda España supiera hasta dónde puede llegar su perseverancia. Para entonces, hacía años que Begoña había dejado León para trasladarse a Madrid. Allí, en el piso que ella tenía en el barrio de La Latina, se instaló el presidente cuando llegó el momento de vivir juntos.

Experta en captación de fondos para ONGs, Begoña Gómez estudió marketing en ESIC (una universidad privada ligada a los Padres Reparadores) y tiene un máster en dirección de empresas. Ha dado clases en la Universidad Complutense y creado la firma Task Force Marketing, aunque ahora trabaja para Inmark Europa, una consultoría con implantación en varios países latinoamericanos en la que deberá pedir una excedencia para poder ejercer como 'primera dama'.

Le costará hacerlo. La mujer del presidente siempre ha defendido su independencia y la importancia que para ella tiene una carrera profesional en la que, según algunos excompañeros, nadie le ha regalado nada. Por eso es fácil imaginar cómo le sentó que algunos la relacionaran interesadamente con el escándalo de Oxfam en Haití, donde varios empleados de la ONG, director de la misión incluido, contrataron prostitutas durante los trabajos posteriores al terremoto del 2010.

«Sociable y divertida»

En cualquier caso, ha declarado en más de una ocasión que afronta con buena disposición los cambios que la carrera política de su marido provocan en su vida. También que al principio no le hacía mucha gracia aparecer en primer plano, pero ha asumido que es parte del precio que debe pagar para contribuir a que cumpla su sueño. «Cuando Pedro tomó la decisión de postularse como candidato a dirigir el partido, sabían lo que podía pasar. Ella siempre ha estado con él al cien por cien y le apoya en todo lo que consideren que es bueno para su carrera», aseguran en Valderas, el pueblecito leonés del que procede su familia y al que Begoña acudía cada verano con sus padres desde Bilbao. Allí sus primas recuerdan las mañanas de juegos en el jardín de la casa de los abuelos y los paseos en bicicleta cada tarde a Valdefuente, donde ahora está enterrada su madre.

«Begoña siempre ha sido una chica sociable y divertida que encajaba perfectamente con la pandilla que teníamos aquí. Nos alegramos de que su papel junto a su marido sea importante. Seguro que lo hará bien», dice su prima Mariceli, convencida de que, por complicados que sean los retos del nuevo presidente, Begoña seguirá siendo su mejor compañera de viaje.

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