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EL CANDELABRO

CATALANES

ARANTZA FURUNDARENA

Miércoles, 15 de febrero 2017, 23:28

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Este chat no es para hablar de política». La advertencia la escribió la integrante de un grupo de whatsapp de antiguas alumnas de un colegio de Barcelona tras haber enviado otra un chiste sobre el actual 'conflicto' soberanista. Eso marcó un antes y un después en el grupo. A partir de ese momento nadie volvió a mencionar el tema. Me lo contaba ayer una amiga barcelonesa durante una visita relámpago que hice a su ciudad. Salvo los independentistas muy 'cafeteros' la gente en Barcelona parece estar a otra cosa. Les preguntas por el juicio a Mas y te dicen que de eso allí no se habla. Que el tema del soberanismo se ha ido desterrando poco a poco de las reuniones familiares y cenas de amigos. Hay miedo a herir sensibilidades... O, por decirlo llanamente, hay miedo de acabar a hostias.

Durante los 15 años que viví en Barcelona fui testigo de cómo la ciudad, guiada por los de la barretina a rosca, se iba cerrando sobre sí misma en pos de un catalanismo 'butifarra negra' que la hacía cada vez menos cosmopolita. Puedo decir que a mí en 1999 me casó en un ayuntamiento del distrito de L'Eixample la mismísima Joana Ortega, que por aquel entonces no tuvo la menor objeción en oficiar la ceremonia en castellano. Hoy, no creo que Joana Ortega utilice el castellano ni para soñar con Rubén Cortada... De hecho, años después, en la gala del sida de 2013, un acontecimiento de carácter nacional que durante años se celebró en Barcelona, Miguel Bosé, el anfitrión, criticó que la hoy mano derecha de Artur Mas usara exclusivamente el catalán para dirigirse al público. «Pero si nuestra lengua se entiende muy bien...», suelen alegar algunos catalanes. Y, bueno, sí pero no... Porque tú dile a un castellanohablante 'agafa una cadira', y a ver cómo te lo traduce...

Tengo otra amiga barcelonesa que es madre de gemelas. Siempre votó a CiU, pero solía decir que por motivos prácticos. Hoy va con el independentismo a muerte. Su marido no. Y sus gemelas están divididas. Una acompaña a su madre a las manifestaciones y la otra se queda en casa con el padre. La familia sigue llevándose bien... Gracias a que en la mesa no hablan de política. Por cierto, 'agafa una cadira' significa en castellano: coge una silla.

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