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Sorpresa y sorpasso

Sorpresa y sorpasso

Jorge Alacid

Viernes, 24 de junio 2016, 14:27

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Hasta esta noche, correspondía a la UCD del difunto Adolfo Suárez el triste honor de convocar un referéndum con todos los resortes del Gobierno a su disposición y conseguir perderlo. Ocurrió con ocasión de la consulta en torno a la autonomía andaluza, germen del desdichado final de la formación centrista: de ser clave en la construcción del sistema que siguió a la muerte de Franco, en unos meses se marchó por el sumidero de la política hacia el desván de la historia.

David Cameron acaba de firmar una hazaña semejante. Lo cual deja abierta a toda clase de interpretaciones la suerte que correrá Inglaterra lejos de Bruselas y el destino que aguarda a la UE sin su potente socio británico, pero en esta hora en que España se dispone a votar, el ejemplo inglés, con su desnortado primer ministro al frente y el resto de la clase política turulata, sirve para confirmar que, lejos de los dictámenes habituales, la sorpresa existe. La ciudadanía es libre para decantarse por la orientación que desee imprimir a su papeleta. Viva la democracia: esto con Franco no pasaba.

Ni con Franco, ni con los Castro ni con otros sátrapas de similar estirpe que escalen hasta nuestro imaginario. Sí, en política, como en la vida, surgen las sorpresas. ¿Podría considerarse como tal que la neoizquierda supere el domingo en las urnas a la fuerza hegemónica de la izquierda española desde hace tres décadas? ¿O el sorpasso no sería ninguna sorpresa? Es decir, que la sorpresa pudiera residir en que el PSOE resista el adelantamiento que anuncian las encuestas que sitúan a Unidos Podemos como segunda candidatura más votada. Ah, el sorpasso: dícese de una figura recién alumbrada en la política española, feliz hermana de la cofradía formada por otras expresiones igual de enigmáticas, igual de tontorronas: líneas rojas, hoja de ruta El sorpasso, voz italiana, venía a definir un fenómeno político denominado así en el país transalpino: cuando el poderoso Partido Comunista estuvo a punto de superar allá en los años 70/80 a la Democracia Cristiana, la fuerza política que todo lo inundaba en el país de los Médici. Lo curioso es que jamás hubo tal: no hubo adelantamiento. El PC de Berlinger nunca llegó a superar a la DC de Andreotti. Ni hubo sorpasso, ni hubo sorpresa.

Todo lo contrario de lo recién acaecido con Gran Bretaña y su sorprendente salida de la UE. Quedan unas horas para conocer si España vota sorpasso. Y algo más de tiempo para analizar si un resultado de tal calibre encierra también algo de sorpresa.

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