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Verano movido en Bolsa por la guerra comercial

Los analistas no son pesimistas respecto al desenlace de las disputas sobre el comercio global, pero creen que su solución no llegará a corto plazo

CRISTINA VALLEJO

MADRID.

Domingo, 24 de junio 2018, 00:47

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La era de repliegues nacionalistas en la que estamos se manifiesta en las abominables decisiones de ciertos gobiernos contra la inmigración y, en el terreno económico, en el arranque de la guerra comercial. Y esta ha dado en los últimos días una vuelta de tuerca: EE UU había aprobado aranceles sobre importaciones chinas por valor de 50.000 millones de dólares, y el lunes Donald Trump amenazó con añadir tarifas a bienes por valor de otros 200.000 millones. China replicó que, ante la que califica como irracionalidad americana, habrá una respuesta tanto cualitativa como cuantitativa.

Los banqueros centrales reunidos esta semana en Sintra han lanzado advertencias, sobre todo Jerome Powell (Fed), que informó de que ya se está observando cómo la guerra comercial, aún incipiente, está dañando la confianza dado que las empresas están retrasando sus decisiones de inversión y de contratación. Desde el mundo corporativo, el miércoles por la noche el fabricante alemán de coches Daimler informaba de que ganará menos de lo esperado, afectado por la guerra comercial.

Como sintetiza Diego Jiménez-Albarracín, de Deutsche Bank, «cualquier cosa que cambie el 'statu quo' comercial pone en riesgo el crecimiento sincronizado y la evolución de la Bolsa». Esta última, de hecho, se ha mostrado muy sensible a las noticias aunque, por el momento, como señala Marián Fernández, de Andbank, los inversores continúan pensando que esta escalada es retórica y parte de la estrategia de negociación. De hecho, de acuerdo con Fernández, esta guerra acabará en un punto intermedio según el que China cederá y EE UU mejorará su posición comercial con el gigante asiático. Pero también avisa de que la solución no será a corto plazo, por lo que las idas y venidas en los mercados y la volatilidad continuarán. Añade que para volver a los mínimos del año en las Bolsas habría que ver que se materializaran medidas con un impacto más significativo.

Próximas semanas movidas

Jiménez-Albarracín cree que no se va a llegar a una guerra comercial abierta, aunque advierte de que hay margen para tener un verano movido en los mercados. Ramón Forcada, de Bankinter, cree que los aranceles americanos contra China no se van a quedar en los 50.000 millones y los va a seguir aumentando durante el verano. Cree que en el verano ello va a quedar incorporado a los precios de las acciones -«nos queda por pasar unas semanas regulares», afirma- y opina que es una oportunidad de entrada -«el contexto invita a comprar cuando las Bolsas caen», añade-, sobre todo en EE UU, debido a las dudas políticas europeas.

Pero también se puede trabajar con la hipótesis de que la dialéctica de Trump tenga que ver con los comicios de mitad de mandato que tendrán lugar en noviembre. «Una retórica proteccionista estadounidense reforzada no resulta tan sorprendente con las elecciones que se realizarán este año», comenta Benjamin Melman, de Edmond de Rothschild AM. Tras esa cita con las urnas podría relajarse la cuestión, opina Jiménez-Albarracín, y a ello también podría contribuir que China es un gran tenedor de bonos americanos y, a la vez, que justo con Trump la necesidad de emitir deuda resulta mayor.

Roberto Ruiz-Scholtes, de UBS, menciona, como factores atenuantes del enfrentamiento comercial, que no está siendo una guerra de todos contra todos y también que los productos a los que se fijan los aranceles no son bienes de consumo final, lo que reduce el potencial impacto económico, aunque los efectos sí se transmiten en forma de incertidumbre y desconfianza. Ahora, señala este analista, el mercado está pendiente de dónde acabará la disputa y si tocará al sector automovilístico. Con esta incógnita, dice, las primas de riesgo que pesan sobre las acciones van a mantenerse elevadas y los múltiplos seguirán en los niveles a los que han bajado tras las ventas recientes. Las Bolsas, concluye, van a seguir atascadas, aunque los beneficios crezcan y la rentabilidad por dividendo continúe siendo atractiva. En su opinión, aún es pronto para aprovechar los buenos precios.

Desde Gesconsult, Gonzalo Sánchez cuenta que en su firma hace unas semanas hicieron coberturas sobre el Eurostoxx 50 equivalentes al 20% de sus fondos de renta variable y mixtos. Pese a que su primer motivo de preocupación, Italia, se ha calmado, se mantienen en esa posición dado que, como afirma, «nos vamos al verano con muchos frentes abiertos», y además con un «imponderable», que es como califica al conflicto comercial. En todo caso, Ruiz-Scholtes ve a los índices por encima de los niveles actuales a seis o doce meses vista, una vez que se vea que la guerra no es total.

¿Global o bilateral?

Y eso es lo que cree Forcada: que no es una cuestión global, sino bilateral, entre China y EE UU. Y es que el segundo quiere mejorar su posición comercial frente al primero, y a Europa apenas le llegarán aranceles sueltos que no serán importantes. Aunque Hans Bevers, de Degroof Petercam AM, sí observa que las divergencias en los intereses de exportación de los miembros de la UE amenazan con agravar la escalada y hacer así más difíciles las negociaciones.

Melman, confiado, concluye que los gestos de los actores «sólo se verán reflejados en un aumento moderado del proteccionismo, nada que ver con la guerra comercial por la que muchos están preocupados».

François Rimeu, de La Française, hace un análisis empírico sobre la reacción en Bolsa y explica: «Los temores proteccionistas normalmente tienen un impacto de venta masiva en los mercados, al menos cuando se introducen, con escasa visibilidad y expectativas de menor crecimiento. Tales temores normalmente tienden a disiparse a medida que las negociaciones avanzan y las estimaciones muestran un impacto a menudo más débil de lo que los mercados se temían. Aunque el efecto en el mercado sea al final razonablemente modesto en la mayoría de los casos, la fase de volatilidad puede durar un tiempo, de semanas a meses».

Esa volatilidad puede ser diferente según cuáles sean los mercados de los que hablemos. Y una pista la tuvimos el martes, tras la amenaza de los nuevos aranceles de Trump: las Bolsas asiáticas fueron las más vulnerables, después las americanas, y en Europa el Dax alemán y el Cac 40 de París, los más exportadores.

Para Fernández, Asia, con China a la cabeza, y la zona euro, sobre todo Alemania, son los mercados que más pueden sufrir. Jiménez-Albarracín añade que si China y EE UU se desaceleran por la guerra comercial, los países que más sufrirán serán Corea, Taiwan o Singapur. En cambio, ve más fuerte al continente europeo: sus exportaciones no se han deteriorado incluso con un euro más fuerte. Además, el grueso de las ventas tienen lugar en el espacio económico europeo. Y muchas de las empresas que venden en el exterior tienen sus centros de producción fuera.

En cuanto a sectores, Ruiz-Scholtes señala que los más vulnerables son los cíclicos y los exportadores y, a la vez, mantendría en cuarentena al automovilístico. Y no hay que olvidar que no están sufriendo sólo los fabricantes de coches, sino también los de autopartes como Cie Automotive. San Félix añadiría materiales básicos y aceros. Aunque reconoce que es muy difícil acertar en el impacto y en su dimensión: ni siquiera está definido el campo de batalla.

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