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ZIGOR ALDAMA
Sábado, 14 de abril 2018, 01:01
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SHANGHáI. Con los datos sobre el comercio chino del primer trimestre en la mano, ayer la prensa china destacó la notable reducción del superávit que caracteriza las relaciones del gigante asiático con el resto del mundo: las importaciones crecieron muy por encima de las exportaciones. Las compras avanzaron un 11,7%, mientras que sus ventas lo hicieron un 7,4%. En suma, el superávit se redujo el 21,8%.
Este dato está alineado con las últimas declaraciones del presidente chino, Xi Jinping, quien afirmó que el Gran Dragón buscará equilibrar la balanza comercial propiciando las importaciones. También da alas a quienes en la segunda potencia mundial no ven razones para que EE UU inicie una guerra arancelaria como la que ha puesto en marcha Trump
Y es que la superpotencia americana es la gran excepción en la caída del superávit exterior chino. De enero a marzo lo elevó con EE UU un 19,4%, hasta 58.000 millones de dólares. «No es algo que busquemos de forma activa, sino que viene marcada por el propio mercado», defendió el portavoz de la Administración de Aduanas, Huang Songping.
Al contrario que en la mayoría de países, en EE UU las importaciones de productos chinos aumentaron un 14,8%, mientras que el importe de lo que ellos vendieron al Gran Dragón subió un 8,9%. Todo esto alienta la visión pesimista de Washington, donde el Ejecutivo ve necesario nuevos impuestos para proteger la industria estadounidense.
La UE es aquí la mayor beneficiada. China cada vez adquiere más productos europeos (17,5% más) por el crecimiento de su clase media, si bien sus ventas también suben (13,2%).
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