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El presidente chino Xi Jinping, junto a su homólogo estadounidense Donald Trump en Pekín. :: afp
China se adelanta a Trump        y anuncia un centenar de nuevos aranceles contra EE UU

China se adelanta a Trump y anuncia un centenar de nuevos aranceles contra EE UU

En total sus medidas afectan a importaciones por valor de 40.744 millones de euros, de manera especial en productos agrícolas

ZIGOR ALDAMA

Jueves, 5 de abril 2018, 00:33

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shanghái. En la peculiar partida de mus que Donald Trump inició en el terreno comercial hace unas semanas, el órdago lo ha terminado lanzando China. Los líderes comunistas quieren comprobar si el presidente estadounidense va de farol y, antes de que apruebe el nuevo gravamen para diferentes importaciones chinas, ayer el gobierno del gigante asiático avanzó un plan para tasar 106 productos estadounidenses con un arancel de hasta el 25%.

Si finalmente se aprueban los nuevos impuestos anunciados por Pekín, algo que dependerá de que Trump haga lo propio con China cuando concluya el mes de consultas que precederá a su decisión, las nuevas tasas afectarán a importaciones norteamericanas por un valor de 50.000 millones de dólares (40.744 millones de euros). Es un importe equivalente al que tienen en la diana en EE UU en su cruzada contra productos tecnológicos de la segunda potencia mundial.

Según la agencia oficial Xinhua, los 106 productos estadounidenses afectados pertenecen a 14 categorías, entre las que destacan la automoción, el tabaco, y los productos químicos. Pero el sector agroalimentario, que ya se vio afectado por la anterior ronda de aranceles aprobada el lunes, también puede sentirlo con fuerza. La soja, principal exportación estadounidense a China (12.400 millones), tendrá que hacer frente al nuevo gravamen del 25%, igual tasa que la administración americana pretende imponer a 1.300 productos chinos. En esa larga lista se encuentran maquinaria médica como la que permite realizar resonancias magnéticas, pantallas de televisión o máquina herramienta.

El Ministerio de Comercio de Pekín explicó la razón de su amenaza: «La decisión de Estados Unidos es una clara violación de las reglas que rigen a los miembros de la Organización Mundial del Comercio y deja en evidencia la dejación de sus obligaciones. Los aranceles también dañan severamente los derechos e intereses legítimos de China».

El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Geng Shuang, se mostró más amenazante: «No tendrá éxito quien intente de poner a China de rodillas con amenazas y actos intimidatorios», dijo. Pero la respuesta de EE UU fue quitar hierro al conflicto. Para su secretario de Comercio, Wilbur Ross, «no es la Tercera Guerra Mundial», pues apenas suponen «el O,3% del PIB de EE UU». Incluso lo ve «relativamente proporcionado», mientras que el propio Trump negó que estén en guerra con China porque ese conflicto «se perdió hace muchos años por la gente estúpida e incompetente que representaba al país».

En una línea parecida, el Ministerio de Comercio chino también tuvo tiempo para lanzar un mensaje de conciliación. «Las economías de China y de Estados Unidas son altamente complementarias y la cooperación es la única salida lógica para ambos países», afirmó.

En cualquier caso, Pekín todavía se guarda un as en la manga. De momento, los aranceles afectan a las exportaciones de aviones ligeros estadounidenses (entre 15 y 45 toneladas de peso), pero no a las grandes aeronaves que fabrica Boeing. Esa empresa está muy expuesta al Gran Dragón, el mercado aeronáutico más prometedor del siglo, y podría verse gravemente afectada si Pekín decide escalar su respuesta a Trump y gravar sus aviones.

«La lógica de Donald Trump podría haber tenido sentido a principios del siglo XX, pero ahora no tiene ni pies ni cabeza». Así de directo es Xu Bin, vicedecano de la China-Europe International Business School (CEIBS). «En un mundo de países autosuficientes, esos impuestos podrían servir para proteger y reactivar la industria local, el objetivo que dice perseguir Trump. Pero en una realidad global, en la que infinidad de procesos industriales y comerciales se dan a escala mundial, eso solo provoca un aumento de precios, una caída de la competitividad y una guerra comercial de la que Estados Unidos puede salir muy perjudicada», apostilla el académico.

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