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El primer susto del año, en los surtidores

Un alza del 4% tras la Navidad convierte al combustible en el enemigo de la inflación para 2017

JOSÉ M. CAMARERO

Domingo, 8 de enero 2017, 00:38

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Los conductores que este último puente de Navidad estén regresando a sus casas se estarán encontrando con una cuesta de enero inesperada cuya inclinación ofrece una extrema dureza en forma de precios de los combustibles. Repostar en cualquier surtidor es hoy un 4% más caro que hacerlo el primer día de estas largas vacaciones.

Los dos combustibles más vendidos se están aproximando a referencias que no se veían en los carteles de las estaciones de servicio desde otra operación de tráfico masiva, la del verano del 2015. Por entonces, en el caso de los gasóleos se vendían a 1,20 euros el litro -la pasada semana este producto cerró en una media de 1,179 euros-, mientras que la gasolina se comercializaba en el entorno de los 1,30 euros -hasta el pasado día de Reyes, a 1,279 euros-.

Atrás han quedado ya los precios en los 90 céntimos de euro, e incluso por debajo, a los que llegó a venderse el gasóil en el primer trimestre del año pasado. Ahora es imposible encontrar esas referencias por debajo del euro, e incluso en ocasiones superan los 1,30 euros, como en Barcelona, Tarragona y Alicante. En el caso de las gasolinas, se pueden encontrar carteles con un coste de hasta 1,37 euros, como ocurre en puntos de Córdoba y Valencia.

Las diferencias de precios entre comunidades son notables, al aplicar el tramo del Impuesto Especial de Hidrocarburos: Cataluña, Galicia, Andalucía, Castilla La Mancha, Murcia, Comunidad Valenciana, Asturias y Baleares son las que lo gravan en su tipo máximo legal; en Navarra, Aragón, Extremadura y Madrid se imponen tipos medios, dependiendo de cada caso; y se encuentra exento en País Vasco, Cantabria, La Rioja y Castilla y León.

El oro negro vale un 10% más

Pero lo peor está por llegar, después de que el conjunto de la economía se ahorrara 15.000 millones de euros en el 2016 a costa de esta factura energética. La habitual cuesta de enero será más compleja porque el coste de los combustibles seguirá incrementándose a medio plazo. A pesar de que las gasolinas han repuntado con fuerza en las dos últimas semanas, la materia prima de la que se abastecen estos productos -el petróleo- se ha revalorizado un 10% en ese mismo periodo hasta los 57 dólares. Es decir, el crudo ha subido el doble de lo que lo han hecho los precios en los puntos de venta. Por eso, como ocurre habitualmente con el precio del oro negro y de los carburantes, si el primero ya ha experimentado un alza tan relevante, los productos derivados le seguirán el camino.

La patronal del sector petrolífero, agrupada en la Asociación de Operadores Petrolíferos (AOP), siempre ha sostenido que no existe ningún 'efecto pluma' -los precios de los combustibles bajan lentamente, aunque el del barril de Brent lo haya hecho de forma abrupta-, ni 'efecto cohete' -el coste de gasóil y gasolina se dispara repentinamente, en mayor proporción que el crudo-.

Lo cierto es que, en esta ocasión, las petroleras aún no han trasladado al 100% el incremento de la materia prima. En realidad, no es el petróleo, sino los derivados del mismo que se negocian en las plazas internacionales como el del Mediterráneo, con sede en Génova (Italia). Técnicamente se denomina mercado de Platts, la plataforma donde se negocian numerosos productos energéticos de todo el mundo.

Para comparar las estadísticas, se puede tomar como referencia lo que ocurría hace exactamente un año en el mercado. Entonces la situación era completamente antagónica a las circunstancias actuales. A principios de enero del 2016 el Brent caía a un ritmo del 13% frente a la última referencia semanal de 2015: pasó de los 38 a los 33 dólares en apenas 15 días. En ese mismo periodo, el diésel cayó un 5,8%, mientras que la gasolina descendió un 2,5%. Es decir, la rebaja en los surtidores se ralentizaba frente al desplome de la materia prima.

Aunque también es cierto que en el último año se ha registrado alguna etapa excepcional en la que no siempre se ha cumplido la teoría del 'cohete' y la 'pluma'. Por ejemplo, en la primera subida de precios sostenida del 2016, que comenzó a finales de febrero y se mantuvo hasta mediados de año, mientras que las referencias del petróleo se incrementaron a un ritmo cercano al 65%, los precios de los combustibles aumentaron un 16%, en el caso del diésel, y un 11% en el de las gasolinas.

Presión de la OPEP y la FED

Las perspectivas para el 2017 tampoco son muy halagüeñas para el sufrido consumidor español, que ve en enero uno de las peores épocas para la sostenibilidad de sus presupuestos familiares. Los expertos advierten de que el petróleo seguirá su tendencia alcista hasta por lo menos los 60 dólares el barril a medio plazo, después de que el cartel de la Organización de Productores y Exportadores de Petróleo (OPEP) acordara reducir en más de un millón de barriles al día su producción diaria desde el pasado 1 de enero. El objetivo era incrementar el precio del crudo lo suficiente como para sostener las finanzas de las economías productoras, aunque lo necesario para seguir ejerciendo como verdadera competencia a la industria del 'fracking' en Estados Unidos. Ambos objetivos los está consiguiendo.

Pero, además, en el precio del petróleo influye otra variable que hasta hace un mes se encontraba en modo estable, pero que ha experimentado numerosos cambios en las últimas semanas: el valor del dólar estadounidense. Con la subida de tipos de interés anunciada por la Reserva Federal (FED) hace un mes, la divisa del país ha comenzado a repuntar hasta tal punto que ya se cambia prácticamente al mismo nivel que el euro. La moneda única se cambia a 1,05 dólares; hace seis meses la conversión era de 1,15.

Con el dólar estadounidense al alza frente al resto de divisas mundiales, como consecuencia de la nueva política de tipos de la primera potencia mundial, el petróleo también sube indirectamente, porque se trata de una materia prima que se negocia y se encuentra referenciada siempre a esa moneda. Por lo tanto, si la FED continúa en su política de alza del precio del dinero, que podría superar el 1% a mediados de este año tras repuntar al 0,75% en diciembre, provocará un nuevo impulso del coste del oro negro, más allá de las variables habituales que condicionan su valor, como la oferta, la demanda y el contexto económico.

De hecho, los carburantes pueden convertirse en el principal enemigo de la subida de precios de toda la economía. El último dato de inflación anual estimada para el 2016 es del 1,5%, de acuerdo con el indicador adelantado del INE, que será confirmado a mediados de mes. Esta cifra supondrá un aumento de ocho décimas en su tasa anual, ya que en el mes de noviembre esta variación fue del 0,7%. El INE explica que este repunte se debe «principalmente a la subida de los precios de gasóil y gasolina», frente a la bajada que experimentaron en el 2015.

En el informe de IPC relativo a noviembre -el último actualizado- se reflejaba que mientras que el índice subyacente de precios -el que no incluye los productos energéticos ni alimentos no elaborados- se ha mantenido estable en el entorno del 0,8% mensual, el general -con las referencias incluidas de los carburantes-, ha pasado de caer un 1,1% en abril a subir un 0,7% en el antepenúltimo mes del año.

Por todo ello, el IPC volverá a superar a principios del 2017 la barrera del 2% por primera vez en cuatro años. Se trata del objetivo de inflación marcado por el Banco Central Europeo (BCE). Así lo estima Funcas, que espera un «notable» repunte del precio del petróleo por el «cambio significativo» de escenario que obliga a revisar «sensiblemente al alza» las previsiones de inflación, que sitúa en el 2,5% en la primera mitad del 2017, para luego descender hasta el 1,3% en diciembre.

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