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El presidente del BCE, Mario Draghi, ayer en el Parlamento Europeo. :: efe
Draghi apuesta por la dureza al negociar el 'Brexit' y pide a los países incentivos fiscales

Draghi apuesta por la dureza al negociar el 'Brexit' y pide a los países incentivos fiscales

El presidente del BCE anuncia que seguirá con los estímulos y recuerda que los tipos son bajos porque los gobiernos no favorecen el crecimiento

ADOLFO LORENTE

Martes, 27 de septiembre 2016, 00:23

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bruselas. Hace demasiado tiempo que Mario Draghi se ha convertido en el gran líder político de la Eurozona. Cuida sus opiniones al extremo. Son muchos sus enemigos y su mandato, muy rígido, deja poco margen para las florituras didácticas. Pero el presidente del Banco Central Europeo (BEC) no se rinde e insiste una y otra vez en llevar su cruzada adelante. Lo volvió a hacer ayer en el Parlamento Europeo, donde dio muchas puntadas y todas, como siempre, con hilo.

Para muestra, sus palabras sobre el 'Brexit', el tema más candente de la UE. Y se mojó, vaya si lo hizo. «Es de suma importancia preservar la integridad del mercado único. Cualquier resultado debe garantizar que todos están sujetos a las mismas reglas», zanjó. Conclusión: Que Reino Unido se vaya olvidando de conseguir una salida a la carta.

Esta declaración no fue un calentón en el turno de preguntas. La llevaba escrita y la leyó de forma clara y pausada. No a los privilegios, no a un 'Brexit' a la carta. Sus palabras sorprendieron tanto, que más de uno le preguntó por qué se posicionaba en este sentido. Sonrió y disparó: «No lo digo yo, lo dijeron recientemente los jefes de Estado y de Gobierno de los 27 en Bratislava». Touché. La cuestión es clave, ya que Reino Unido quiere cerrar sus fronteras a los europeos pero quiere, por contra, mantener el acceso al mercado único de la UE. «No lo digo yo, lo dijeron los líderes. Las cuatro libertades fundamentales son indivisibles: servicios, capitales, mercado y circulación de personas», subrayó Draghi.

Respecto a la negociación de salida, para la que todavía no hay fecha de inicio, pidió que se «acelere» todo lo posible porque «cuanta más incertidumbre haya, más graves serán las consecuencias», alertó. De hecho, señaló que uno de los principales riesgos que ahora existen es «la débil demanda mundial que afectará a nuestras exportaciones». Ojo, que pintan nubarrones. No obstante, se felicitó de la «fortaleza» que ha demostrado la Eurozona en estos primeros meses tras la consulta.

Fueron dos horas de comparecencia en la comisión de Economía en la que se trataron infinidad de asuntos. Respecto a la política monetaria pura y dura, corroboró la voluntad del BCE de mantener su histórica política expansiva de adquisición de activos hasta que la inflación ronde el 2%. El problema es que no se alcanzará hasta 2018 y el bazuca de 'Súper Mario' está dando preocupantes síntomas de agotamiento después de dar «grandes resultados», como se felicitó.

Rentabilidad de los bancos

Es la hora de los países, de que los gobiernos nacionales apuesten de forma decidida por las «reformas estructurales porque son la única vía de volver al crecimiento sano». El problema es que los cinco grandes del bloque están sumidos en procesos electorales y hasta 2018 el euro ha entrado en funciones. Que nadie espere movimientos políticos de calado en favor de más integración por parte de Alemania, Holanda, Francia, Italia y España, sobre todo de parte de los dos primeros.

Draghi, pese a todo, insistió en la necesidad de impulsar la integración económica de la UE para «recuperar la confianza de los ciudadanos, que demandan seguridad». Hizo un entusiasta discurso europeísta y recordó que si el BCE se ha visto obligado a apostar por una política de tipos de interés tan bajos es porque las proyecciones de crecimiento son muy bajas. Advirtió de que esta política de tipos bajos no puede mantenerse 'sine die' y que la única forma de cambiarla es que los países apuesten por políticas expansivas en lo fiscal que permitan dinamizar las economías. Respecto a la delicada situación del sector financiero, reiteró que «muchos bancos tienen un problema general de rentabilidad». «Hay muchas razones, pero una de ellas es el exceso de capacidad», recalcó.

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