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¿En manos de quién está la deuda pública española?

Los inversores extranjeros y los bancos nacionales poseen más de la mitad del pasivo, que en la crisis ha crecido hasta el billón de euros

DAVID VALERA

Viernes, 25 de marzo 2016, 00:47

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La deuda pública española se ha disparado desde el comienzo de la crisis y ha pasado de apenas 380.000 millones de euros en 2007 a superar el billón de euros y rozar el 100% del PIB. Sin embargo, ni en los peores momentos de la recesión económica, cuando tras el rescate bancario el runrún de un posible rescate total estaba sobre la mesa, los inversores dejaron de adquirir letras o bonos del Tesoro. Eso sí, a un interés muy elevado -la prima de riesgo llegó a la estratosférica cifra de 600 puntos-. Pero ¿quién compra deuda pública española?

La mayor parte de ella, casi la mitad, se encuentra en manos extranjeras. En concreto, los inversores no residentes acumularon en 2015 el 46,9% de la cartera de deuda a vencimiento (es decir, sin repos ni otras operaciones de recompra). Esto supone que 370.000 millones del pasivo están en posesión de inversores internacionales. Si se compara con la situación previa a la crisis apenas se ha incrementado, ya que en 2007 suponía el 45%, aunque cuantitativamente casi se ha triplicado (127.220 millones).

Los datos del Tesoro Público no permiten saber los países de origen de estos inversores extranjeros, pero los expertos recuerdan que cuanto más pasivo se encuentre en manos foráneas, más dependiente será la economía española de las turbulencias financieras internacionales. Sin embargo, estos tenedores de deuda no se comportaron igual durante este periodo convulso. De hecho, en 2011 y 2012 rebajaron su exposición a la deuda española en diez puntos hasta el 35%, coincidiendo justo con los peores momentos de la crisis. Algo lógico si se tiene en cuenta el riesgo que entonces suponía adquirir esos bonos. Precisamente, en ese periodo de mayor incertidumbre aumentó el nivel de títulos del otro gran comprador de deuda pública española: los bancos nacionales.

Así, las entidades financieras residentes incrementaron su cartera y pasaron de representar un 24% de la deuda del Estado a alcanzar el 31,6%. Un avance que se produjo al tiempo que las dudas surgían en otro tipo de inversores. Los bancos también pudieron aprovechar la financiación que puso a su disposición el BCE. En cualquier caso, la mejora de la situación económica ha conllevado una menor presencia de los bancos nacionales en la deuda pública. Tanto es así que en 2015 cerraron con 198.023 millones, lo que supone un 25,1% del total del pasivo. De hecho, el año pasado también descendió en 24.000 millones la deuda en poder de estas entidades y se sitúan ya en niveles casi previos a la crisis.

Otro grupo inversor significativo son las entidades de seguros, que poseen el 8% de la deuda pública española (62.991 millones). Antes de la crisis, en 2007, apenas representaba un 5,7%. De hecho son el segundo tipo de tenedor que más se ha incrementado en este periodo justo después del Banco de España. Por su parte, los fondos de inversión tienen en la actualidad un 2,1% de la deuda pública española, pero en 2011 llegaron a alcanzar el 4,5%. En los últimos cuatro años estos inversores han reducido en 10.000 millones su exposición.

Asimismo, las administraciones públicas tienen un 5% de la deuda en su poder. Una cantidad que se ha reducido de forma considerable desde el 12% que acumulaba en 2010 (61.296 millones). En cuanto a las personas físicas que adquieren bonos o letras del Tesoro, su cantidad es residual. Apenas suponen un 0,57% del total (4.473 millones), aunque es una cifra inferior al 1,95% que había antes de la crisis.

Largo plazo

Por último, si se analiza la deuda pública por instrumentos, la mayor parte del billón de euros se encuentra en valores a largo plazo (795.000 millones) frente a los 80.000 millones a corto plazo. Algo similar ocurre con los préstamos, en los que hasta el 94% están firmados a largo plazo.

El Gobierno confía en que la reducción del déficit permita disminuir el elevado nivel de deuda. De momento, la mejora de la situación ha permitido una rebaja de los tipos de interés -en letras a corto incluso a tipos negativos-. La prima de riesgo se sitúa alrededor de los 140 puntos y el bono a diez años se sitúa en un interés del 1,5% (en los peores momentos llegó al 7%). Esto también se ha trasladado en una menor carga presupuestaria destinada a hacer frente a los intereses del pasivo, que alcanzan los 33.000 millones en 2016, frente a los 38.500 de 2012.

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