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Un grupo de jubilados intenta entrar en un banco para sacar su pensión. :: Stefanos Rapanis / reuters
Grecia necesita otros 52.000 millones

Grecia necesita otros 52.000 millones

El FMI cuantifica las necesidades helenas hasta 2018 y dice que 36.000 millones le corresponden a los países de la Eurozona

ADOLFO LORENTE

Viernes, 3 de julio 2015, 00:53

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Al cuarto día de corralito y a tres del referéndum que tiene a Europa con la respiración contenida, el FMI volvió a marcar la agenda con la publicación de un informe sobre la salud de la deuda helena, sobre su sostenibilidad. La conclusión sólo dibuja negros nubarrones sobre Atenas, cuyas necesidades de financiación de un tercer rescate entre octubre de 2015 y finales de 2018 ascienden a 52.000 millones de los que 36.000 millones deberían ser aportados por sus socios de la Eurozona, por los contribuyentes de los otros 18 países que conforman el bloque de la moneda única -esta misma semana, Tsipras había pedido un tercer rescate hasta 2017 pero por 29.145 millones-. El FMI, además, vuelve a la carga con la quita, que asegura será inevitable si la situación sigue deteriorándose.

Este es el punto de partida. Todo irá a peor porque el informe se realizó antes de consumarse el control de capitales y el corralito, que está dañando sobremanera la ya renqueante economía del país. Y cuanto más se tarde en llegar a una solución, mucho peor será todo. La institución que dirige la francesa Christine Lagarde aprovecha el documento para recordar cómo meses antes de la llegada de Syriza y Alexis Tsipras al poder, el país había comenzado a levantar cabeza, a crear empleo y a registrar superávits primarios (antes del pago de la deuda), que era una de las condiciones prometidas en 2012 por el Eurogrupo para aprobar un nuevo alivio de la deuda griega.

El FMI recuerda que en su última revisión, realizada en mayo de 2014, ya se destacaba cómo la deuda estaba volviendo a la senda de sostenibilidad, aun siendo «altamente vulnerable». Explica que en verano de 2014, con los tipos de interés a la baja, todo presagiaba que no iba a ser necesario un nuevo alivio de la deuda según el programa de noviembre de 2012, si se implementaba tal y como se acordó. «Sin embargo, cambios significativos desde entonces, como el menor superávit primario de Grecia y el débil esfuerzo reformista que lastrará el crecimiento y la privatización, están llevando a nuevas y sustanciales necesidades de financiación». Una dinámica que de proseguir, alerta, hará la deuda «insostenible». El documento vuelve a evidenciar las divergencias que había dentro de la Troika entre la Comisión y el FMI -el BCE participa pero ha estado más al margen-.

El Ejecutivo comunitario, que representa los intereses de los países, se ha mostrado siempre partidario de aliviar los objetivos fiscales, pero siempre ha rechazado una quita de la deuda para evitar peligrosos precedentes -eso sí, es favorable a más reestructuraciones, como ampliar plazos-. Los técnicos de Washington, por contra, sostienen que si se quiere reducir el superávit primario habrá que realizar sí o sí una quita de deuda. Las diferencias no son nuevas y siempre han sido utilizadas por el Gobierno de Tsipras para culpar a la Troika, a su falta de entendimiento interno, como el principal causante de no haber acuerdo.

Ahora el debate no es cuánto dinero necesitará Grecia, sino si el Eurogrupo está dispuesto a dárselo después de la abrupta ruptura de las negociaciones provocada por la polémica convocatoria del referéndum por parte de Alexis Tsipras. El cabreo no es por celebrarlo, sino por las formas en las que se ha convocado, cuando todavía se estaba en plena negociación. Sí sale el 'sí', Europa tenderá la mano pero quizá no a una Grecia gobernada por Alexis Tsipras, condenado a dimitir; si sale 'no'... ¿el dracma?

Dijsselbloem y Varoufakis

«La pregunta ya no tiene validez porque pregunta por un programa que ya ha expirado. Sí sale el 'no', la situación será muy difícil. No hay bases para un tercer programa y quizá no hay bases para que Grecia siga en el euro», recalcó un durísimo Jeroen Dijsselbloem, que ayer no habló en calidad de presidente del Eurogrupo, sino como ministro de Finanzas de Holanda, ya que compareció en el Parlamento de su país.

Quien también habló ayer fue su colega griego, Yanis Varoufakis. En una entrevista con 'Bloomberg' confirmó que dimitirá si el domingo los griegos votan a favor de llegar a un acuerdo con el Eurogrupo. El mismo destino que podría tener todo el Gobierno en pleno, que ha pedido el 'no' para evitar el «chantaje» de sus socios del bloque. Preguntado sobre qué pasará el lunes si gana el 'no', avanzó que se seguirá negociando y que si hay voluntad se podría llegar a un acuerdo en una hora, si incluye un alivio de la deuda. Si no se incluye este punto, no firmará nada. «Antes me corto un brazo», recalcó. El 'tic tac' también ha comenzado para Varoufakis.

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