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Competencia multa al 'cártel de la leche' por manipular durante 14 años el mercado

Considera implicada a toda la industria, a la que sanciona con 88 millones, al pactar precios y confabularse en perjuicio de los ganaderos

J. A. BRAVO

Miércoles, 4 de marzo 2015, 00:47

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madrid. No es la mayor sanción impuesta en la historia, pero sí una de las resoluciones más severas por las conductas irregulares que revela. Tras dos años de pesquisas, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) considera probado que la industria láctea, salvo algún pequeño actor, ha manipulado durante al menos 14 años este mercado actuando como un cártel. Están implicadas 15 empresas y dos asociaciones sectoriales, el Gremio de Industrias Lácteas de Cataluña (GIL) y la Asociación de Empresas Lácteas de Galicia (AELGA). Sin su «papel relevante» en esas conductas «colusorias con el libre mercado» no habría sido posible el fraude, por lo que el regulador las considera «coautoras» de una infracción considerada muy grave, que ha sido sancionada con multas que suman un total de 88,2 millones de euros.

Estamos, en cualquier caso, ante una manipulación del sector a nivel tanto regional como nacional, que saltó a la luz en 2012 a raíz de una denuncia formulada en Castilla y León por la Unión de Pequeños Agricultores (UPA). Los investigadores de la CNMC empezaron a tirar de aquel hilo hasta encontrar un ovillo muy complejo y, además, duradero: al menos, desde 2000 a 2013.

Durante todo ese tiempo la industria láctea ha venido intercambiándose información «estratégica» en distintos foros y sobre distintas materias, en especial de precios de compra de leche cruda de vaca, volúmenes adquiridos a los ganaderos y excedentes de materia prima.

Su «objetivo común», apuntan desde el organismo que dirige José María Marín Quemada, era «consensuar y adoptar una estrategia conjunta para controlar el mercado de aprovisionamiento» de leche. Su dominio era tan grande que, además de establecer «acuerdos concretos para coordinar los precios de compra», también supervisaban la cesión de ganaderos entre compañías.

Los ganaderos, «sin libertad»

Así, por ejemplo, las empresas transformadoras se intercambiaban datos incluso sobre los precios que iban a ofrecer «en un futuro», la identidad de los ganaderos y lo que iban a pactar con cada uno. Más aún, llegaban a prevenirse entre sí cuando alguno de éstos tenía intención de cambiar de compañía, a fin de adoptar «medidas para evitarlo».

Los ganaderos, por tanto, «carecían de libertad» tanto para fijar el precio de la leche como para elegir a quien la vendían -las empresas evitaban con su pacto ofrecer tarifas más altas y mejorar las condiciones comerciales-.

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