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La vicepresidenta Sáenz de Santamaría y el ministro De Guindos, ayer, tras el Consejo de Ministros.
La UE exige un ajuste fiscal de 4.000 millones en pleno año electoral que España descarta

La UE exige un ajuste fiscal de 4.000 millones en pleno año electoral que España descarta

Concentra sus preocupaciones en la caída de ingresos por la reforma tributaria y el desvío del déficit en las autonomías

ADOLFO LORENTE

Sábado, 29 de noviembre 2014, 00:51

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Hablaba de inversión, de la llegada de un nuevo tiempo, de una nueva forma de hacer política. «El mundo debe saber que Europa ha vuelto», proclamó esta semana el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, en la presentación de su flamante plan para movilizar 315.000 millones. Ideas, anhelos, grandes discursos para retos no menos relevantes. Pero en el mundo real, el día a día de la burocracia comunitaria, a lo que ha vuelto Europa es a dar el enésimo toque de atención a once países de la Eurozona por sus desequilibrios fiscales en los proyectos de presupuestos nacionales de 2015 (sólo Alemania, Irlanda, Luxemburgo, Holanda y Eslovaquia se salvan de la quema). Francia, Italia y Bélgica son de largo los peores alumnos de la clase, pero España, el ojito derecho reformista de Berlín, sigue estando en la diana.

No hay respiro. Bruselas «invitó» ayer al Gobierno de Mariano Rajoy a impulsar más ajustes porque, según sus cálculos, existen «riesgos» de que el déficit pactado del 4,2% se quede en el 4,6%. Cuatro décimas que supondrían recortes adicionales por valor de 4.000 millones en pleno año electoral. La respuesta española llegó de inmediato. «No los habrá», respondió el ministro de Economía, Luis de Guindos. «Cumpliremos el déficit sin tocar nada», zanjó al término del Consejo de Ministros. En este sentido, intentó quitar hierro al asunto al puntualizar que las diferencias entre ambos son «marginales y pequeñas» ya que España considera que crecerá al 2% del PIB y Bruselas rebaja el optimismo al 1,7%. En ambos casos, el país sigue siendo de largo el que más crecerá de la toda Eurozona, más del doble que Francia.

¿Y por qué España incumpliría con el sacrosanto déficit estipulado en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento? Las dudas de la Comisión proceden de dos vertientes. Por un lado de la reforma tributaria que entrará en vigor en 2015 y que provocará, sobre el papel, que Hacienda sufra una caída de los ingresos de IRPF que habrá que ver cómo se contrarresta. Preguntado sobre este asunto, Guindos recalcó que la Comisión «no ha cuestionado en absoluto» esta reforma. «La sensación en Europa es que la política económica que se ha llevado a cabo en España hace que sea de las grandes economías de la zona euro, la que más crece», defendió.

Mecanismo de alerta

La otra gran incógnita de la Comisión es saber si Moncloa será capaz de meter en cintura a las comunidades autónomas, que ya están protagonizando un importante desvío al tener un ojo puesto en la cita electoral. «Pensamos que hay que ir más lejos en la aplicación de medidas correctivas a los gobiernos regionales, que no han cumplido las metas deseables», recalcó el comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici.

El nuevo Olli Rehn comunitario lanzó un mensaje general al Gobierno de Mariano Rajoy -«pedimos que especifique qué medidas adicionales son necesarias para conseguir que el objetivo del 4,2% en 2015 quede garantizado»- y aprovechó para demandar nuevas «reformas estructurales, en especial en el mercado laboral», ya que «somos conscientes de que el paro es el principal problema de España en términos de desequilibrios macroeconómicos». Seguir por el camino iniciado, matizó, ya que las reformas emprendidas han reforzado la competitividad de la economía».

La de ayer fue una mañana frenética en Bruselas. Un 28 de noviembre que bien podía haberse llamado la 'jornada de la gobernanza económica comunitaria'. Porque la Comisión no sólo evaluó los proyectos presupuestarios nacionales de 2015 de 16 de los 18 países del euro, también presentó el cuarto Mecanismo de Alerta, un procedimiento de vigilancia sobre los desequilibrios macroeconómicos de los 28 que está basado en el análisis de once indicadores.

Sonrojante informe de paro

España mejora algo respecto al año pasado, pero no sale muy bien parado. En lugar de seis, suspende cinco: desempleo, deuda pública, deuda privada, pérdidas en la cuota de mercado de las exportaciones y la posición neta de inversión internacional. Sólo Grecia iguala estos guarismos, siendo Chipre el peor de todos con seis.

Pero hubo más. Junto al vicepresidente del Euro, Valdis Dombrovskis, y al comisario Moscovici, compareció la titular de Empleo, la belga Marianne Thyssen, que dibujó las grandes líneas del informe sobre el desempleo en la Unión. España, de nuevo, volvió a estar señalada. El empleo es el talón de Aquiles del país, como evidencian unas cifras sonrojantes sólo equiparables a Grecia.

La tasa de paro es del 24% frente al 10% de la media de la UE, la del desempleo juvenil es del 53,8% (21,6%) y el de larga duración, del 13% (5,1%). Por su parte, el porcentaje de 'ni-nis' (ni estudian ni trabajan) entre jóvenes de 15 y 24 años es del 18,6% (13%) y el porcentaje de jóvenes que abandonan la educación entre 18 y 24 años es del 26%, el doble que en la UE.

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