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La pequeña sastrería madrileña en que se inició todo en 1935.
Un emporio comercial hecho a medida

Un emporio comercial hecho a medida

El ahora gigante de la distribución progresó desde una pequeña sastrería en el centro de Madrid hasta dominar el mapa comercial español

J. A. BRAVO

Lunes, 15 de septiembre 2014, 01:07

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Si hablamos de uno de los poderes fácticos del país a nivel económico tenemos, sin duda, que referirnos a El Corte Inglés, un emporio nacional de primer nivel que cumplirá 80 años en 2015 y al que sólo le ha faltado profundizar en su por ahora tímida aventura internacional. Su nacimiento, no obstante, fue claramente modesto de la mano de Ramón Areces, que da nombre a la fundación que controla la mayoría del capital social de la compañía.

Areces marchó en la adolescencia (apenas 16 años) desde su Asturias natal a Cuba, para después viajar a Estados Unidos y Canadá. Fue en La Habana, no obstante, donde tuvo su primera experiencia comercial en los almacenes El Encanto, propiedad de su tío César Rodríguez. Antes, el joven y ambicioso estudiante visitó Nueva York para conocer de primera mano cómo funcionaba su modelo comercial, que después trataría de desarrollar en España. En 1935, tras convencer a su tío de que le financie un proyecto que resultaría innovador para aquellos tiempos, adquiere la sastrería El Corte Inglés, fundada en 1890 y cuyo gran activo era una tienda de prestigio situada de forma estratégica en pleno centro de Madrid.

Para ello tuvo que negociar también con Pepín Fernández, un conocido empresario que controlaba varios inmuebles de la misma manzana y, como él, tenía en la cabeza montar una gran tienda que ocupara varios edificios. El duro trabajo de Areces y su talante emprendedor, que siempre tuvo claro que el centro del negocio era el cliente y por eso combinaba la cuidada atención personal con la calidad del producto, pronto darían sus frutos. Entre 1939 y 1940 adquiría un edificio vecino y creaba jurídicamente la sociedad El Corte Inglés, con siete empleados y su tío como presidente y socio; entre ambos aportaron un millón de pesetas de la época (6.000 euros) como capital.

Atrás quedaba Fernández y el nombre de Galerías Preciados, la cadena que aquel fundaría poco después (1943) y sería la competencia directa del proyecto de Areces hasta su desaparición medio siglo después -precisamente adquirida por su rival en 1995-, ambos situados en la misma calle emblemática de Madrid. Entre 1945 y 1946 se reforma todo el edificio, quedando en una estructura parecida a la de hoy, es decir, como gran centro comercial con 2.000 metros cuadrados y cinco plantas dedicadas a ventas.

Producción propia

Ese mismo año Areces crea la firma Industrias y Confecciones (Induyco) para responder al problema de oferta que empezaba a tener su matriz. Logró así un importante flujo de producción propia que tiempo después sería imitado por sus competidores hasta llegar a nuestros días. Primero fueron prendas de vestir, luego muebles y tras ellos un sinfín de productos; el secreto era dar un toque propio sin bajar la calidad.

En 1952, El Corte Inglés se transforma en sociedad anónima: el capital social se eleva a 10 millones de pesetas (60.000 euros de hoy) y entran nuevos accionistas (como su hermano Luis Areces). Un año más tarde llega a la empresa, desde abajo (contaba con 18 años), otro miembro de esta familia asturiana: Isidoro Álvarez, sobrino-nieto del presidente César Rodríguez.

Su muerte en 1966 daría el cargo a Areces, quien se empleó con fuerza en desarrollar la expansión regional iniciada cuatro años antes, con la apertura de una gran tienda en Barcelona. Luego llegarían los primeros locales en Sevilla y Bilbao, además de más en Madrid. La expansión iba sin prisas aunque, eso sí, también sin pausas.

A finales de los años 70 ya contaba con una docena de grandes almacenes repartidos por todo el país; apenas 15 años después (1995) había quintuplicado con creces esa cifra (63 centros) y ya en la actual década superaba los 80, sin contar sus demás enseñas. En paralelo, el grupo iba aumentando su diversificación comercial: en 1969 constituye su agencia de viajes, 10 años más tarde es el turno de Hipercor -su gran proyecto para competir a todos los niveles en la gran distribución-, en 1982 salta a los seguros y en 1986 a la informática. Nada se le resiste.

La expansión multiproducto

Isidoro Álvarez, que había ido escalando posiciones, llega a presidente en 1989 al fallecer Ramón Areces. Con él se completa la expansión multiproducto y se producen grandes alianzas con firmas de otros sectores (por ejemplo, Repsol). Apuesta, además, por las tiendas de proximidad (Supercor y Opencor), al tiempo que desarrolla una cadena especializada en moda y complementos (Sfera) con la que dará el salto a otros países (México, Perú y Arabia Saudí) y entra en el mundo del bricolaje (Bricor).

Hoy en día sus números asombran: 93.300 empleados pese a los ajustes por la crisis, 14.300 millones de euros de facturación anual -con 174,3 millones de beneficio en 2013 (un 6,2% más que el ejercicio anterior)- y más de 700 tiendas de todo tipo en distintos segmentos. Eso sí, sólo tiene dos grandes centros fuera del país (Portugal) y se plantea ahora su internacionalización.

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