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El gobernador del Banco de España, Luis María Linde, en rueda de prensa.
El BCE obligará a los bancos a rehacer las cuentas si sobrevaloran sus activos

El BCE obligará a los bancos a rehacer las cuentas si sobrevaloran sus activos

Las entidades italianas y españolas son las que más han reforzado su capital el último año con 47.000 millones, la mitad del aumento del sector

J. A. BRAVO

Sábado, 9 de agosto 2014, 00:11

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El Banco Central Europeo (BCE) no quiere que queden cabos sueltos en los test de estrés que va a realizar a las entidades financieras del euro en las próximas semanas. Por eso, está dispuesto incluso a obligarles a rehacer sus cuentas -en este caso, las ya cerradas de 2013- si detecta que han exagerado algunas cifras y, más en concreto, han sobrevalorado sus activos.

«Estamos dedicando mucho tiempo y esfuerzo para que este proceso sea riguroso», dijo ayer el vicepresidente del BCE, el portugués Vítor Constancio. Lo hizo en la presentación del manual con el que se regirán esas pruebas de resistencia, cuyos resultados definitivos se conocerán en la segunda quincena de octubre. A diferencia de exámenes anteriores, tachados de insuficientes desde algunos ámbitos, esta vez se hilará muy fino con los bienes, depósitos, créditos, derechos e inversiones de los bancos. «El estudio -apuntó- será pormenorizado».

Luego, esos datos se integrarán en los test como punto de partida antes de valorar de qué forma respondería cada entidad -financieramente hablando- ante un escenario adverso o una problemática grave. Por ello, desde el instituto emisor europeo no dudarán en «requerirles más información, además de nuevos análisis» e incluso, «si fuera necesario», que vuelvan a presentar de nuevo todas sus previsiones.

Según lo que deparen sus conclusiones, en el BCE contemplan obligarles a «ajustar» el balance del año pasado lo que, a priori, supondría revisar a la baja sus resultados con el efecto negativo consiguiente en los mercados. A su vez, si se detecta que las provisiones hechas son insuficientes, se modificarían las estimaciones de pérdidas del banco en cuestión para 2014, 2015 y 2016. Este control de calidad -explicaron- busca «obtener resultados precisos, coherentes y creíbles».

Conscientes de que la evaluación del Banco Central será esta vez «mucho más precisa», incidiendo en «los riesgos derivados del crédito y de otras exposiciones que afectan a las carteras de las entidades», éstas parecen haber hecho ya los deberes, al menos en parte. En los últimos 12 meses han captado 95.000 millones, sin contar otras vías de mejorar su capital como la retención de beneficios -en España tienen limitado el reparto de dividendos al 25% de sus ganancias anuales- y los cambios en el tratamiento fiscal de los activos -que han permitido a la banca española seguir contabilizando 40.000 millones como fondos propios-.

Fuentes del sector apuntan que, en el caso español, el refuerzo de cara a sus balances se aproxima a los 21.000 millones, que sumados a los 26.000 de la banca italiana suponen casi la mitad del incremento registrado en la 'zona euro'. Alemania, con cerca de 15.000 millones, sería la tercera que más ha engordado su capital, por delante de Grecia (más de 9.000) y Francia (7.000).

El desglose del aumento contabilizado por las entidades españolas incluye 7.000 millones en plusvalías por la venta de activos; BBVA, por ejemplo, traspasó su filial panameña por 645 millones y el Santander su división inmobiliaria (Altamira) por cerca de 700 millones. Otros 3.000 millones llegaron con provisiones extraordinarias al reclasificar distintos elementos atípicos de su balance, y 5.000 millones más a través de ampliaciones de capital.

Las nuevas preferentes

La aportación más llamativa, no obstante, son los 6.000 millones procedentes de emisiones en bonos contingentes convertibles (conocidos como 'cocos'). Bautizadas también como las preferentes de nueva generación -por las severas condiciones para su rescate-, con el componente negativo que eso conlleva, Santander, BBVA y Popular han captado más del 90% de esos fondos.

Las nuevas normas internacionales de regulación bancaria -recogidas en el paquete de Basilea III- permiten contabilizar esos bonos en los balances como recursos de máxima categoría (o casi) para su ratio de solvencia de primera categoría (el 'core capital' Tier 1) suponga, al menos, el 8% de los activos de la entidad tras ponderar el riesgo de sus activos. Pese a ello, la UE ha advertido de que son productos de alto riesgo y deben dirigirse sólo a inversores cualificados, sobre todo institucionales.

La banca española confía en no tener problemas para superar los test, pues su base de capital se aproxima a los 180.000 millones y su ratio de solvencia terminó 2013 en el 11,8%, más de cuatro puntos por encima del nivel que tenían en 2007. De hecho, no esperan inconvenientes para acudir a las dos macrosubastas de liquidez que el BCE prevé para septiembre y diciembre. Podrían corresponderle 54.000 millones en esas citas, de los que 37.300 recaerían en las siete principales entidades. Por volumen, el Santander se plantea pedir hasta 9.000 millones y Caixabank otros 7.000 millones, frente a los 5.600 que estudian BBVA y Sabadell.

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