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D. V.
Jueves, 28 de junio 2018, 13:55
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Cada día que pasa la situación del Banco Espírito Santo (BES) se hace más insostenible. Ayer sufrió dos fuertes terremotos. Por un lado, el Banco de Portugal apartó de la entidad a la familia Espírito Santo al retirarles el derecho de voto a las sociedades controladas por la familia fundadora del banco -que todavía cuenta con una participación del 20,1% en el BES- y decretando la suspensión de los directivos responsables de las áreas de auditoría y gestión de riesgos. Además, la compañía sufrió un nuevo descalabro en la Bolsa al desplomarse un 42% en las apenas seis horas que cotizó.
El Banco de Portugal justificó la medida de apartar a la familia Espírito Santo al considerar que «los indicios de prácticas perjudiciales para los intereses de BES no son compatibles con el mantenimiento en sus funciones». Esta reacción se produce después de que la entidad anunciase este miércoles unas pérdidas récord de 3.577 millones de euros en el primer semestre. Además, el banco central luso criticó la administración liderada por Ricardo Salgado, quien abandonó el cargo recientemente después de 22 años como presidente, y no descartó que tras analizar las responsabilidades individuales pueda iniciar acciones judiciales, «incluso de tipo penal».
Todas estas medidas y acusaciones provocaron la enésima jornada desastrosa para el BES en los mercados. Sus acciones, que llegaron a caer más de un 50%, valen ahora apenas 20 céntimos, cuando hace mes y medio se intercambiaban a 1,1 euros.
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