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Marco Cecchinato celebra un punto en su partido ante Novak Djokovic. Eric Feferberg (Afp)
Cecchinato, una heroicidad manchada por los amaños
Roland Garros

Cecchinato, una heroicidad manchada por los amaños

El cuento de hadas de Marco Cecchinato, sorprendente semifinalista en Roland Garros, se empaña cuando, al bucear en su pasado, aparece la sombra de los amaños

manuel sánchez

Jueves, 7 de junio 2018, 06:50

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Es el primer italiano en 40 años en alcanzar las semifinales de Roland Garros, desde que lo hiciera Corrado Barazzutti, quien cayó ganando tan solo un juego ante Bjorn Borg en 1978, y el tenista de menor ranking en alcanzar la penúltima ronda de un Grand Slam desde que el alemán Rainer Schuettler lo hiciera en 2008 (perdió con Rafael Nadal) siendo el 94 del mundo. Es Marco Cecchinato, tenista de 25 años, número 72 del mundo, desconocido para muchos y tristemente conocido para otros por haber vivido un escándalo en 2016 cuando fue sancionado, y luego absuelto, por amañar partidos.

18 meses de suspensión y 40.000 euros de sanción es lo que decretó la Federación Italiana de Tenis en julio de 2016. Un castigo por «arreglar partidos», exactamente, por alterar el resultado de un partido ante el polaco Kamil Majchrzak en un Challenger en Mohammedia (Marruecos) en 2015.

Aquel día, Cecchinato cayó de manera clara ante el polaco en dos sets, pese a salir muy favorito (tuvo un 77,5 % de probabilidades de ganar, según las apuestas). Lo que llevó a su sanción fue que las autoridades descubrieron que tanto Cecchinato como el tenista Riccardo Accardi apostaron por la derrota del italiano en ese partido. Pese a que el verdugo de Novak Djokovic en semifinales negó esta denuncia, la suspensión se le impuso, pero nunca fue cumplida. Cecchinato, a la espera de una sentencia de la Federación italiana, continuó jugando y ganando en suelo italiano. Tanto fue así que, solo un mes después de que se destapara el caso, estuvo cerca de apuntarse un Challenger en la ciudad transalpina de Como, aunque acabó cediendo en la final.

Tras aquello, jugó cuatro torneos más antes de que se le comunicase que la suspensión no sería efectiva y que quedaría absuelto. El Comité Olímpico Italiano aceptó en diciembre la reclamación del italiano, que alegó que no le dijo a Accardi que apostara por su derrota, sino que le comentó que «no se encontraba bien», según informó el medio Ubitennis.

La investigación en torno a que Cecchinato vendió información sobre el estado de su compatriota Andreas Seppi en Roland Garros 2015 también quedó desestimada y es que el comité decretó que no fueron «ilegales» porque era una información que ya se había difundido en la prensa.

El comité explicó que las pruebas que supuestamente le incriminaba se habían conseguido de manera irregular por lo que la suspensión no podía ser efectiva, con lo que Cecchinato quedó libre y continuó con su carrera.

Tampoco entra en sus planes explicar esta controvertida situación ante la prensa y es que tras acceder a cuartos de final dejó claro que no era algo sobre lo que quisiera argumentar. «No quiero hablar de ello», aseguró.

En marzo de 2017, Cecchinato estaba jugando Futures en Italia, no pisó Roland Garros y siguió su temporada en el circuito Challenger, con alguna escapada puntual a la ATP, como su participación en Wimbledon, donde ganó cuatro juegos ante Kei Nishikori en primera ronda.

Y en 2018 algo cambió y el italiano, como 'lucky loser' (perdedor afortunado), se alzó con el primer título de su carrera en Budapest. Lo que quizás no sabría Cecchinato es que lo mejor estaba aún por llegar y en Roland Garros, donde llegó sin ninguna victoria en Grand Slams, conseguiría el mayor premio de su carrera.

El italiano superó a rivales como Pablo Carreño, David Goffin y Novak Djokovic para plantarse en semifinales de Roland Garros, donde le espera Dominic Thiem. Este resultado, independientemente de las semifinales, ya le ha reportado 560.000 euros, es decir, más de la mitad de lo que, hasta este momento, había amasado en su carrera, uno 870.000 euros.

Aún inmerso en un sueño, Cecchinato está a dos partidos de suceder a Adriano Panatta como el último italiano en triunfar en un Grand Slam (Roland Garros 1976), aunque, sobre su figura, siempre planeará la sombra de los amaños. Librarse de ese recuerdo, quizás sea más complicado que enfrentarse a Rafael Nadal en la Philippe Chatrier.

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