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Nadal y Federer, en el 2008.
Del 'Angolazo' a un Nadal extraterrestre

Del 'Angolazo' a un Nadal extraterrestre

BORJA MALAINA

Miércoles, 16 de julio 2014, 23:30

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Julio de 1992. Barcelona vibra con los Juegos Olímpicos. Tras varias ediciones con un escaso número de medallas, el deporte español despunta con el récord histórico de preseas, 22. Pero, en este ambiente de euforia, la selección de baloncesto, que vivía los últimos coletazos de una generación que hizo historia con la plata de Los Ángeles'84, sufre la mayor humillación de su historia, el 'Angolazo'.

Encuadrados en un grupo muy difícil con las temibles EEUU y Croacia, que protagonizarían uno de los grandes momentos de los JJOO en la final del torneo; Alemania, Brasil y Angola, España aspiraba al menos a la cuarta plaza que otorgaba el pase a cuartos. Tras una victoria ante Brasil y dos derrotas ante los europeos en las primeras jornadas, el partido ante Angola se antoja clave para alcanzar el objetivo. España parte como favorita. Epi, Biriukov, Villacampa y Andrés Jiménez lideraban esta selección, que buscaba un relevo generacional con los hermanos Jofresa y Alberto Herreros. Pero los africanos demuestran que no venían a Barcelona de vacaciones, los derrotan de manera contundente (63-83) y sentencian a una generación, cuyo declive ya se evidenciaba. El seleccionador español, Antonio Díaz Miguel, deja el puesto, tras 28 años al frente del equipo, de la manera más amarga posible.

Rafael Nadal era por esas fechas un niño de seis años que comenzaba a dar raquetazos con su tío. Iniciaba un largo camino de dedicación y esfuerzo que presenta un momento clave el 8 de junio del 2008. El tenista manacorí se enfrenta por tercera vez consecutiva a Roger Federer en la final de Roland Garros. Después de una temporada donde solo se le resistió el torneo parisino para completar el Grand Slam, el suizo confía en completar una hazaña que solo habían logrado cinco tenistas. Lo conseguiría la temporada siguiente pero ese año Rafa muestra su vena extraterrestre sin perder un set en el torneo y arrolla a Roger por 6-1, 6-3 y 6-0, la victoria más abultada en una final de Roland Garros desde 1977. El mallorquín iguala a Björn Borg con cuatro consecutivos en París mientras Federer se consuela pensando en superar al tenista sueco con seis seguidos sobre la hierba londinense. Unas semanas más tarde, Nadal vuelve a batir al suizo en la final en un partido excepcional y alza su primer Wimbledon. La historia había cambiado.

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