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Víctor golpea la pelota ayer en Tolosa ante la mirada de Albisu e Imaz. :: mikel fraile/d.v.
Víctor no encuentra la tecla

Víctor no encuentra la tecla

El riojano vuelve a combinar muchos aciertos con demasiados errores para dar esperanzas a Urrutikoetxea e Imaz

V. S.

Lunes, 23 de enero 2017, 23:48

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Víctor Esteban salió del Beotibar de Tolosa con cara de pocos amigos. A él y a Albisu se les escapaba un punto importante ante dos rivales directos como Urrutikoetxea e Imaz (22-18). Pero, sobre todo, no lograban salir de los errores que hasta el momento están condenando a la pareja, que se mantiene pegada al vagón de los candidatos, pero que podía haber dado un importante paso adelante y haberse colocado cuartos.

Víctor volvió a mostrar a la afición de Tolosa sus dos caras. La primera, la de rematador entregado y valiente, acertado con el gancho y decidido a la hora de firmar paraditas. Hasta doce tantos sumó al marcador de los azules. Pero, en el debe, le quedan sus errores. Ocho. Demasiados en este nivel. Casi todos por arriesgar: ganchos a las tablas, dejadas demasiado bajas... Ocho tantos. Una enormidad. Una pesa de muchos kilos en la siempre ajustada romana de los triunfos. En encuentros que se deciden por unos cuantos matices, esas ventajas resultan insalvables.

El de ayer fue un encuentro igualado en el tramo inicial, con alternativas y ventajas cortas. Imaz, que podía parecer a priori el punto débil de los colorados, no falló hasta el tanto 8-6. Después, Víctor firmó la igualada con dos ganchos y los azules, siempre a remolque, se pusieron por delante por primera vez en el 9-10.

Pero el ecuador del choque trajo nuevos aires. Urrutikoetxea se enchufó y los colorados abrieron el marcador hasta el 16-11. Dos fallos de Imaz (16-13) fueron la antesala de una tacada de azules que les llevó al filo del triunfo (21-13). Contra las cuerdas, el de Ezcaray reaccionó y arriesgó: gancho, carambola, otro gancho, una dejada... 21-18 y una sensación en el Beotibar de que había aún partido. Pero es difícil vivir en el alambre, a 180 pulsaciones y con el cuerpo agotado. En esa lucha desesperada por remontar, Víctor erró su último intento de gancho para marcharse derrotado, enfadado e insatisfecho.

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