La final inesperada busca coger vuelo

Tal vez por eso, o porque realmente lo sienten así, los dos protagonistas no han escatimado en piropos de cara a la final. Normalmente, las declaraciones estarían vetadas a mañana, día de la elección de material. Pero se intenta que la final coja vuelo gracias a Olaizola y Urrutikoetxea.

Y el veterano sabe que la mejor forma de aparentar igualdad es la de ponerse la piel de cordero. «Contra Bengoetxea veía un partido muy complicado porque está en un momento terrible», explicaba. «Pero Urrutikoetxea, ya lo había dicho antes de saber que jugaría la final, creo es el pelotari que peor me viene», incidía. «Veo más complicada la final que contra Oinatz», resumía. Su explicación era clara: «Te hace jugar a bote, sus pelotazos cogen mucha altura, le da con las dos manos, juega en su frontón, en su casa... Su manera de jugar me viene siempre muy mal», repetía.

Mientras, el invitado inesperado, Mikel Urrutikoetxea, reconocía, tras un duro entrenamiento ayer en Bilbao, sede de la final, que tenía «buenas sensaciones» para disputar una cita que supone «una oportunidad bonita». «Aunque nunca guste entrar así», añadía. Respecto a Olaizola, agradecía sus piropos pero ponía el punto sobre las íes. «Siempre ha sido un ídolo para mí. Sólo hay que ver su palmarés y lo que juega. Es un grande y resultará muy difícil hacerle frente, aunque creo que tendré mis opciones», adelantaba ligeramente optimista.

El joven delantero vizcaíno, que encara su primera final ante su afición, reconocía que la cita le había llegado «de sopetón». «Se ha cumplido el sueño, aunque sea de rebote», comentaba.