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Jorge Rico, en la elección de material de su última final del Parejas
«Ya no iba a ser  feliz en la pelota profesional»

«Ya no iba a ser feliz en la pelota profesional»

«Me voy contento porque creo que he dado todo lo que tengo dentro pero no me han dejado demostrar más», explica el pelotari de Cenicero

V. SOTO

Sábado, 20 de junio 2015, 12:24

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En la pelota, como en cualquier deporte, llegar a la élite supone el sueño deseado, el fruto de miles de horas de entrenamientos, partidos, torneos y desplazamientos. Pero muchas veces, el sueño esconde aristas. Jorge Rico, delantero de Cenicero, se ha pinchado con muchas y ha decidido dejarlo. A las lesiones y la falta de oportunidades por parte de su empresa, según alega, se sumó recientemente el fallecimiento de su padre. Ahora, a los 26 años, la mejor edad para un pelotari, deja paso a otros jóvenes valores: «Debutamos pronto y nos echan pronto», resume con amargura.

¿Cómo se encuentra después de tomar una decisión tan difícil como la de retirarse?

Han sido dos semanas muy difíciles, dándole vueltas a la cabeza, pero creo que he acertado. Ahora me encuentro bien y más liberado.

¿Se había convertido la pelota en una carga para usted?

Sí y no. Pero lo cierto es que me encontraba sin ilusión. La empresa [Asegarce] no me ha dado oportunidades y, en una reunión, les expuse mis quejas y ellos me dijeron que no podían hacer más.

Llegaba tras haber firmado este año un subcampeonato en el Parejas...

Sí y creo que no había jugado un mal torneo. Les dije eso y ellos alegaron que habíamos entrado en la final con su ayuda, porque pusieron a Arretxe y Apraiz. Yo creo que en un torneo como el Parejas hay que ser muy regular y no se trata de un solo partido.

¿Duele escuchar eso?

Sí, duele. Estaba contento con el trabajo hasta la final y, en ese partido, a pesar de las circunstancias, no estuvimos mal. A Asegarce no le he pedido ni un aumento de sueldo ni nada más, sólo un poco de respaldo.

¿Cómo se marcha?

Me voy contento porque creo que he dado todo lo que tengo dentro pero no me han dejado demostrar más. En mi primer año [2010] jugué algún estelar y ahí pagué los nervios y la poca experiencia. Pero luego he sentido que no han apostado por mí, además de que he sufrido por las lesiones.

¿Se conformaba con un partido estelar?

Creo que llegar a una final es un motivo para darte un partido especial. Luego, ya se verá si puedes o no puedes. Por ejemplo, Untoria ha tenido una gran oportunidad, después de las lesiones de zagueros, y ha demostrado todo lo que vale. Yo no he podido.

Le quedan dos semanas como profesional, ¿va a ser su retirada definitiva o va a seguir vinculado a la pelota de alguna manera?

Me gustaría seguir vinculado, quiero jugar como aficionado y también continuaré entrenando a los chavales de Uruñuela. Te dan mucha vida y mucha alegría. Además, en septiembre empezaré a trabajar en una bodega y hay que planificar la vida de otra manera.

¿Le dan envidia sus compañeros?

Ninguna, como mucho un punto de envidia sana. Pero me quedo con que no han confiado en mí lo suficiente.

Se le veía un nivel de exigencia especial, parecía que en ocasiones no disfrutaba en los partidos. Otros delanteros, si fallaban, seguían, y usted sufría mucho...

Es que con otros pelotaris si se equivocaban, no pasaba nada, y en mi caso no veía esa confianza. Tenía ese plus de necesidad de ser perfecto.

Su despedida se produce pocos meses después del fallecimiento de su padre, muy vinculado a la pelota. ¿Tiene algo que ver?

Se me hace más duro todo, sobre todo entrar en un frontón. Me vienen sus recuerdos y en cada cancha siempre sabía dónde se ponía y le buscaba con la mirada. Es muy difícil.

A José Antonio, su padre, ¿Le hubiera gustado su decisión?

A él, como a mi madre, con que yo me encontrara feliz les bastaba. Y ya no iba a ser feliz en la pelota profesional, así que estaría de acuerdo conmigo.

Da el paso a un lado a los 26 años, quizá la mejor edad para un pelotari...

Sí. Debutamos pronto y nos echan pronto. Somos jóvenes y ya no tenemos sitio. A otros no se les ha renovado con 24 ó 25 años, edades en las que es cuando más podemos demostrar.

Asegarce le ofrecía seis meses más y los ha rechazado, ¿por que?

Porque me veía mal, jugando a disgusto. Creo que la situación no iba a ir a mejor y era mejor dar ese paso. Hay que saltar al frontón siempre en las mejores condiciones.

Se hace difícil pensar en prescindir de un sueño tan querido desde pequeño, como el profesionalismo. ¿Es la pelota más fea por dentro de lo que se ve por fuera?

Como cualquier deporte, desde dentro no es tan bonito. Especialmente cuando las cosas no van bien el deporte se hace muy duro. Personalmente, me ha tocado vivirlo así, sufriendo además por las lesiones, que eso complicado todo mucho más.

Esta decisión no parece que sea fruto de un calentón. ¿Llevaba tiempo pensando en ella?

Hacía bastante que no disfrutaba, casi más de un año. Cuando me ocurre algo, se me nota enseguida, soy bastante transparente. No creo que me arrepienta. No es una rabieta, sino mucho tiempo de reflexión. He llegado a un término en el que creo que no soy feliz con la pelota y lo mejor es cambiar.

¿Ha causado sorpresa en su entorno y entre sus compañeros?

Pero le queda la vuelta a aficionados. Allí, sin presión, igual vuelve el mejor Rico IV...

(Risas) Sin esa tensión de estar arriba puede que disfrute de nuevo de la pelota porque tengo claro que seguiré jugando.

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