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Andrea Dovizioso (c), en el podio del circuito de Silverstone.
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Todo está en la cabeza

Dovizioso se dio cuenta de que todo era perfecto en su mente y comenzó a ganar

Rafa Marrodán/Eva Frías/Photocall3000

Silverstone

Domingo, 27 de agosto 2017, 23:41

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Todo está en la cabeza. Esa moto soñada, el equipo en el que siempre quisiste estar, esa salida perfecta, ese circuito que trazas en el aire una y otra vez con los ojos cerrados, moviendo las manos como si realmente las tuvieras puestas en el manillar de tu moto, o ese adelantamiento que parecía imposible. Todo está en la cabeza, esa curva en la que tu moto se desliza bajo tu control trazando esa última curva que te lleva a la línea de meta y de repente ves a tu equipo subido en la balla del muro y con el puño en alto, animándote, gritando. Todo está en tu cabeza y ahí todo es perfecto. Lo has imaginado una y mil veces, ¿por qué no puedo hacerlo? Justamente por eso, porque todavía no le has dado a tu cabeza el botón de creer que eres ganador, todavía no has hecho ese click.

Andrea Dovizioso, hasta hace dos años, tenía todo eso en su cabeza, además de talento, mucho talento. De repente se dio cuenta de que todo eso que era perfecto en su mente, sus manos podían lograrlo y comenzó a ganar. No hace ni 24horas cenábamos en el hospitality de Ducati y Rafa Marrodán hablaba con él y le decía: «Tu mayor cambio es tener cabeza ganadora». Y él mismo respondió: «Es cierto, estoy más confiado, creo en mis posibilidades, sé que puedo ganar». Y vaya si puede ganar, ya lleva cuatro. Su excompañero Andrea Iannone, en su cabeza tiene un no muy grande. No me gusta la Suzuki, no soy feliz con esta moto, no quiero pilotar esta moto… Y así no lo hará nunca. Porque no disfruta con ella. Y eso que estaba llamado a ser quién hiciese de Ducati la fabrica ganadora que es hoy. Y son todo gestos, gestos que te indican cuando un piloto está en sintonía con su moto tanto física como mentalmente.

La cabeza de Marc Márquez le dice siempre «levántate y sal a ganar», sea cuál sea la situación. Tras la caída más dura, tras el problema más complicado de solucionar, tras el circuito que menos se ajusta a sus características… No importa. Dani Pedrosa parece vivir una segunda juventud. Sete, un día le dijo «tú puedes» y Dani se lo ha creyó y ha vuelto a ser el piloto que era, competitivo. De nuevo, todo estaba en su cabeza.

Cal Crutchlow se fue de Ducati convencido que dentro de él había todavía mucho más que ofrecer. Sus neuronas le repetían una y otra vez, «sal de aquí y demuestrales lo que vales».

En la cabeza de muchos pilotos, está salir a ganar, salir a ganar y salir a ganar. En la de los muy buenos, victoria, victoria, victoria. Por eso, hoy, Dovizioso lucía con orgullo esa V de la Victoria que forman los dedos de sus manos, en señal de aquí estoy yo, para los que creíais en mí y sobre todo para los que no lo hacíais. Ese gesto, hoy le habrá alegrado la vida a mucha gente y se la habrá amargado a otros tantos. Por cierto, ¿Sabes que ese gesto tan motero, nació en Gran Bretaña durante la guerra de los 100 años? A los arqueros del Rey, los franceses les cortaban los dedos íncide y corazón para que no pudieran atacarles con sus largos arcos disparando certeras flechas que diezmaban el ejército francés y herían el orgullo patrio. Por eso, los agerridos soldados británicos, levantaban esos dos dedos formando una V, como diciéndoles: «Todavía los tengo y voy a usarlos para acabar con vosotros».

Ese símbolo tan guerrero también se utilizó para dar ánimos en la Segunda Guerra Mundial, también en la Gran Bretaña y se le vio a Wiston Churchil en más de una ocasión, realizarlo para animar a una población que sufría bajo los efectos de los bombardeos alemanes.

En tiempos más modernos, ese gesto tan guerrero fue la seña de identidad del británico, cómo no, el enorme Barry Sheen, que celebró todas sus victorias y sus cuatro campeonatos del mundo enseñoreando esa V de la victoria por todos los circuitos y que hoy en día forma parte de las mejores tradiciones moteras. Así que recuerda, todo está en tu cabeza y cuando lo logres: V.

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