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Márquez, durante una carrera.
Márquez domestica a Márquez
gp de assen

Márquez domestica a Márquez

El líder de MotoGP triunfa con una versión más cerebral

borja gonzález

Lunes, 27 de junio 2016, 16:59

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Cruzada la meta de Assen, la cámara ubicada en el frontal de la Honda de Marc Márquez pensada para enfocar la cara -o el casco- del piloto ofreció el plano de un hombre radiante, exultante con el resultado logrado. Y, no, no por haber conseguido ganar una durísima carrera en dos partes, si no por haber sido capaz de mantener la cabeza fría, de saber entender cuál era la situación, no de la prueba, si no del campeonato, con Jorge Lorenzo, segundo en la general, sufriendo en la parte trasera de MotoGP, con Valentino Rossi, tercero, fuera después de una caída tras cometer el poco habitual error de no controlar las ganas en un momento en el que la situación se le estaba poniendo de cara.

Márquez llegaba al parque cerrado a reunirse con los suyos con una sonrisa de oreja a oreja: acababa de aumentar su ventaja en la clasificación hasta los 24 puntos respecto a Lorenzo, y hasta los 42 con Rossi. Un colchón importantísimo en un Mundial en el que los fallos empiezan a contar y mucho tras un arranque en el que todos habían pinchado al menos una vez, y en el que la igualdad hace que, salvo con estos imprevistos, las diferencias de puntos no debieran de ser muy significativas tras cada domingo. Aunque gota a gota se va llenando el vaso.

«Miré la pizarra, porque no me lo habían marcado, y luego las pantallas para saber dónde estaba Jorge en ese momento», explicó Márquez tras la carrera sobre el momento en el que se percató de que Rossi se había ido al suelo. «He visto que estaba el trece o que estaba bastante lejos, y después quise ver quién venía por detrás. He pensado en terminar la carrera, he visto que estaba Miller detrás y esperaba que me pasase porque sabía que lo iba a intentar. Cuando lo ha hecho he mantenido un margen de un segundo o dos respecto a él, porque así hay un poquito de seguridad y sólo controlaba a los pilotos que venían detrás, que eran Pol y Redding, especialmente a Pol, para mantener la distancia». Marc Márquez actuando con frialdad y no dejándose llevar por la ambición de ir a por la victoria -«Noté que Marc no estaba en modo pelea, no tenía que hacerlo», dijo el ganador Miller después de bajar del podio-.

La felicidad del líder de MotoGP era la misma que se reflejaba en los rostros de los miembros de su equipo. Ellos valoran más que nadie que su líder haya sido capaz de aprender de lo vivido en 2015 y que tenga la mente preparada para las matemáticas del título cuando la moto o las circunstancias no dan para más. En un año en el que precisamente la parte moto no está dando el nivel deseado. Las caras eran las de que en Assen se había ganado medio Mundial, una sensación a la que el piloto quiso poner freno, mientras se reconocía que el Márquez del año pasado habría podido haber terminado por los suelos en cualquiera de las dos partes de la carrera del domingo. «Está claro que podía ir algo más rápido y podía ir como Miller, pero veía que estaba pilotando bien, que estaba apurando la frenada, que estaba haciendo una buena carrera y pensé 'si le quiero ganar hoy voy a tener que sobrepasar el límite de seguridad' y me he dicho que hoy no tocaba pasarlo», reconoció Márquez.

«Al final todas las personas aprendemos y qué mejor manera que aprender de los errores. Soy de esas personas a la que le puedes decir cuarenta veces las cosas pero hasta que no choco yo contra el muro no me doy cuenta. Así que el año pasado me di cuenta de cosas. Eso no quiere decir que no vaya a fallar más, porque al final tienes que asumir riesgos y tienes que empujar, y en la carrera de hoy era muy fácil fallar. Hoy, por ejemplo, me daban igual los colores de los otros pilotos, me daba igual quién estaba delante o detrás, simplemente hacía mi carrera, concentrado en mi moto, buscando mi límite, cosa que no hacía en el pasado: si me pasaba uno que iba rápido pensaba 'si él puede hacerlo yo también'». Ocho grandes premios disputados, siete podios -dos victorias, tres segundos y dos terceros- y un único fallo en forma de caída en Le Mans que no le hizo abandonar y del que al menos sacó tres puntos. Un nuevo Márquez que ha aprendido a domesticar su instinto ganador y que cabalga firme hacia su tercer título en MotoGP.

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