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MOTOGP

En las antípodas de la lógica

Márquez se fue por los suelos cuando lideraba y Pedrosa abandonó tras un toque con Iannone

MIGUEL SESÉ

Lunes, 20 de octubre 2014, 01:22

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Australia deparó un apasionante domingo de carreras, con emoción a raudales, adelantamientos, muchas sorpresas y, sobre todo en MotoGP, un sinfín de caídas provocadas tanto por la mala conjunción del neumático asimétrico y un asfalto con mucho menos agarre del deseable, como por el ímpetu irrefrenable de aquellos pilotos que a estas alturas no tienen nada que perder. En estas circunstancias, la experiencia es un grado tan valioso como el talento o el valor, y en ese aspecto es Valentino Rossi quien brilla con luz propia. El apodo del 'Doctor' sirvió más que nunca en Phillip Island, con el italiano haciéndole un análisis perfecto a la situación, sobreviviendo cuando había que hacerlo y atacando en los momentos necesarios para encaramarse a lo alto de un cajón carísimo en el presente 2014.

Tras él, el segundo en discordia en lo referido a templanza y a saber correr siempre un milímetro por debajo de sus posibilidades, Jorge Lorenzo. Ambos acompañados por Bradley Smith, que se frotaba los ojos al ver cómo los habituales Márquez, Pedrosa, los dos Espargaró, Stefan Bradl, Cal Crutchlow y hasta nueve pilotos no eran capaces de concluir la prueba. Marc Márquez había avisado, pero quien no lo hizo fue su neumático delantero. El ya campeón de MotoGP explicó que iba a ir a por todas en cada una de las carreras restantes. Poco a poco el '93' se distanciaba, marcando cascos rojos de vuelta rápida prácticamente en cada giro. Atrás, Pedrosa era embestido por Iannone en una acción que trajo consigo unas declaraciones agresivas del español hacia el italiano, a quien instó a cambiar de pilotaje si quiere continuar corriendo junto al resto.

Llegaron las sorpresas

Márquez ya era un sueño inalcanzable para todos, y Lorenzo tuvo que comenzar a preocuparse por la progresión de un Rossi que se acercaba a él sin remisión. Sin embargo, ocurrió lo impensable, y Marc se fue al suelo. Rotundo, sin consecuencias pero sin capacidad de salvar la caída. El panorama cambiaba radicalmente, y tras un escarceo entre las dos Yamaha, Rossi ganaba aire y terreno respecto a un Jorge que comenzaba a padecer el rigor de un neumático en mal estado.

Aguantar el podio era casi una quimera, y Lorenzo optó por la vía prudente, la de mantenerse en pista y llegar bajo la bandera de cuadros en el mejor puesto posible dentro del sentido común. Le adelantó Cal Crutchlow, y la Tech 3 de Pol Espargaró le asediaba por la cuarta plaza. Ambos acabaron por los suelos fruto del exceso de ímpetu, con lo que Jorge consiguió mantener el segundo puesto y la otra montura de la escudería gala, la de Bradley Smith, conseguía un triplete histórico y atípico para las Yamaha.

La coyuntura era la de pescar en río revuelto, y Bautista y Barberá, quinto y sexto, supieron aprovecharlo a la perfección. Otros, como Aleix Espargaró, sufrieron el rigor de los errores ajenos, en su caso sacado de pista por el alemán Bradl, que también tuvo que abandonar un gran premio que deja el subcampeonato más abierto que nunca.

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