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El italiano Andrea Dovizioso, ayer, en su garaje.
Ducati, un milagro limitado

Ducati, un milagro limitado

Hasta Motegi, tres podios y una 'pole' han permitido a la fábrica de Bolonia salvar con nota un año difícil

MIGUEL SESÉ

Martes, 14 de octubre 2014, 10:43

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La 'pole' alcanzada por Andrea Dovizioso en el Gran Premio de Japón de MotoGP es el penúltimo logro de Ducati, una marca que a principios de temporada prefirió ser cabeza de ratón antes que cola de león y que ahora, una vez disputado Motegi y con tres pruebas por delante, sabe a ciencia cierta que optó por el camino correcto para los intereses de su compañía.

Y es que pasar a la reglamentación 'Open' era una apuesta a futuro que les permitía huir de un negro presente, enmarcado por la mediocridad desde que Casey Stoner, el único realmente capaz de domar las Desmosedici, decidiera ponerse las alas de Honda a finales del año 2010. Desde entonces, buenos pilotos, incluyendo dos temporadas con Valentino Rossi, con resultados en las antípodas de los deseables poniendo en cuestión sus monturas e incluso las glorias pasadas de 'Il Dottore'.

Había llegado el momento de dar un giro de 180 grados. El disfraz de tercera marca de fábrica no terminaba de ajustarse, y trataron de conseguir ese puesto del cajón a la inversa. Huyendo de la tradicional grandeza de su nombre y renunciando a la idiosincrasia del equipo y de sus valores para hacer una moto de competición completamente nueva, sin opciones de título y, siempre que los resultados no fueran demasiado exuberantes, con unas ventajas que sí han conseguido que veamos monturas rojas en los puestos de vanguardia en un buen puñado de carreras del presente curso.

Ducati, tal y como hará Suzuki en su vuelta al Mundial en 2015, necesitaba de unas normas menos rígidas para ganar en competitividad. Y el reglamento 'Open' era su único camino posible. Con él ponían a su disposición un neumático super blando muy eficaz los sábados, en las tandas de clasificación. Además, 12 motores en lugar de los cinco que tienen las HRC y las Yamaha, y un depósito con 24 litros de combustible por los 20 de las 'oficiales'. En el aspecto negativo, tendrían que usar una centralita única de Magnetti Marelli junto al resto de motos secundarias, y sus andanzas tendrían un techo, ya que, en el caso de que lograsen tres terceros, dos segundos puestos o una victoria en carreras declaradas en seco, verían capados buena parte de esos pluses.

A 12 de octubre, ya se acarician esos límites. Andrea Dovizioso ha cuajado una temporada sobresaliente, alcanzando el podio en Las Américas, tercero, y en Assen, con una colosal segunda posición. En Motegi, además, ha obtenido la primera 'pole' de la temporada para la casa de Bolonia.

Crutchlow ha tenido más problemas, pero también consiguió auparse al tercer peldaño del podio en la complicadísima carrera de Motorland. El hecho de que muchos de los éxitos hayan estado acompañados por el agua les permite seguir soñando. Por si fuera poco, el rendimiento de Andrea Iannone también ha llamado la atención, batiéndose de tú a tú contra los Márquez, Lorenzo y compañía, al menos en las primeras vueltas de los grandes premios.

¿Por qué existen las 'Open'?

Los motivos de la presencia de estas motos con otras normativas son permitir que fábricas con menos recursos tuvieran a su disposición, con un menor presupuesto, máquinas capaces de no estar muy lejos de las cabeceras y, a medio plazo, que todas las escuderías del campeonato acaben por entrar en ese modelo, una especie de 'Moto1' al igual que han adoptado, con incuestionable éxito, sus hermanas pequeñas.

El año 2016 es la fecha impuesta por Dorna para ese cambio tan drástico, y cuenta, por supuesto, con la frontal negativa de Honda, la marca que domina de forma abrumadora, y con el beneplácito de Ducati, Suzuki y compañía. Yamaha se resistió esta temporada a dejar a Jorge Lorenzo probar cómo sería una moto 'Open' que sí lleva Aleix Espargaró, pero los motivos no fueron tanto deportivos como de imagen de marca. La fábrica de los diapasones opina que, desde fuera, habría sido visto como hincar la rodilla ante el poderío de Nakamoto, y no les falta razón.

Yamaha hizo lo previsible y sus resultados también lo fueron, mientras que Ducati saltó al vacío consiguiendo muchos más réditos de los que, probablemente, habría obtenido quedándose como la tercera en discordia y expuesta a las motos no oficiales de las dos marcas predominantes.

De cara al 2016 pueden pasar muchas cosas, pero lo que seguro ocurrirá es que ellos contarán con dos años de experiencia dentro de una normativa que les ha permitido soñar, siempre dentro de unos límites.

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