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M. SESÉ
Lunes, 1 de septiembre 2014, 01:01
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La mejor carrera del Mundial de Moto2 llegó en Silverstone. Las 600 cc fueron las que abrieron las hostilidades en Inglaterra y premiaron a los madrugadores con un espectáculo majestuoso, lleno de variantes y alternativas y que deparó una apoteósica victoria de Tito Rabat por delante de su compañero y rival, Mika Kallio.
El invitado de excepción era el francés Johann Zarco, que fue capaz de hacerse con la 'pole' y poner en apuros a todos. El galo es un piloto que va al límite, peligrosísimo en todos los sentidos, y hace que un ritmo de carrera no demasiado elevado se convierta en una tensión capaz de cortar el aire. Con él en la pista la incertidumbre está asegurada, y eso es un problema para los que miran más allá de la carrera. Kallio fue el primero en quitárselo de encima y tuvo claro que el objetivo era marcharse, pero no disponía del ritmo suficiente. Primero fue Viñales quien acercó al grupo, y después, por los errores de Maverick, tuvo que ser Rabat quien tirase como un poseso a por su compañero. El tirón de Rabat surtió efecto, y a falta de tres vueltas para el final ya era un hecho que iba a llegar a la rueda de su compañero.
El espectáculo era para entonces grandioso, pero faltaba la guinda. Tito, que ya había tocado la cabeza de carrera, volvió a rebasar a Kallio de forma fantástica, resistió los envites finales con la calidad que sólo atesoran los elegidos y acabó por imponerse.
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