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Daniel Ricciardo celebra su triunfo en Azerbaiyán entre Sebastian Vettel y Valtteri Bottas. :: ZURAB KURTSIKIDZE / efe
Ricciardo saca premio de las llamas en Bakú
GRAN PREMIO DE AZERBAIYÁN

Ricciardo saca premio de las llamas en Bakú

El australiano se lleva la victoria del caótico Gran Premio de Azerbaiyán, en un podio inesperado con Bottas y Stroll

DAVID SÁNCHEZ DE CASTRO

Lunes, 26 de junio 2017, 00:34

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Si Azerbaiyán es la tierra del fuego, los rescoldos que va a dejar lo ocurrido entre Hamilton y Vettel en Bakú van a estar humeando mucho tiempo. De entrada, la primera consecuencia entre la rivalidad que se va tornando en enemistad entre los dos contendientes por el título es que Daniel Ricciardo ha logrado su primera victoria del año, que Valtteri Bottas saca un segundo puesto que puede valerle la renovación y que Lance Stroll conquista el primer podio de su carrera cuando nadie contaba con él. Y Alonso, sus primeros puntos de la temporada.

La carrera empezó de manera caótica. Räikkönen y Bottas se tocaron, con lo que ambos acabaron al fondo de la parrilla. Cualquiera en su sano juicio hubiera pensado que ambos estarían eliminados inmediatamente de las opciones de podio o victoria, así como el trompo de Sainz en la primera curva habría dado al traste con su candidatura a los puntos, pero no fue así. Las circunstancias se pusieron a favor de los no habituales por el éxito.

Todo se determinó pasadas las primeras 15 vueltas. Tres coches de seguridad consecutivos dejaron, entre medias, a Hamilton y Vettel retándose a un duelo que acabó con el tetracampeón embistiendo al británico de Mercedes con toda la intención. Todo fue por una típica acción de Hamilton. Cuando el coche de seguridad se iba a ir, él levantó el pie lo suficiente como para que pareciese que estaba frenando, Vettel no lo vio y le dio un ligero toque por detrás. Tal fue el enfado de Vettel que no dudó en irse hacia él, y con el brazo en alto, arrimar el morro de su Ferrari a la flecha plateada y darle un ligero empujón. Esta acción, a todas vistas es antideportiva y merecedora de bandera negra, fue tratada con una sorprendente indulgencia por los comisarios deportivos, que sólo le castigaron con un 'stop&go' de diez segundos.

Aunque ese castigo era muy bajo, ya eliminaba a Vettel de la victoria, pero el karma aún le tenía un guiño reservado. En la reanudación del último coche de seguridad, a Hamilton se le soltó el reposacabezas. Aunque intentó sujetarlo con la mano, se hacía imposible mantenerlo en condiciones de seguridad suficientes, así que le obligaron a entrar en boxes para cambiarlo. Esa pérdida de tiempo, que a efectos prácticos fue casi una sanción, le dejó fuera de la pelea por la victoria e irónicamente peleando por detrás de su agresor, un Vettel que sale de Bakú como líder del Mundial, pero con tres puntos menos en la superlicencia por dicha acción. Si le meten tres más, le excluirán de una carrera.

Controlar la prueba

Así, sin los dos gallos del corral, los capones tomaron el protagonismo. Ricciardo, que había salido décimo y al principio de la prueba se vio decimoséptimo, se encontró de repente primero, con Stroll detrás. El de Red Bull no se podía creer su suerte, y no la tentó. Se dedicó a controlar la prueba y que se pelearan por detrás. Bottas empezó a remontar posiciones hasta verse tercero. Había estado último y a punto de abandonar media hora antes. La pista jugó a su favor y sobre todo la potencia de un Mercedes con el que remontar es casi de obligado cumplimiento. Hamilton suplicó su ayuda por la radio («que frene a Vettel», pidió), pero Bottas estaba a su carrera y se aprovechó de la inexperiencia de un Stroll, que vivió sus momentos más tensos de su corta carrera. Aunque el hombre al que ha sustituido en Williams le robó la cartera en la misma línea de meta, el sabor de su primer podio no se lo podrá quitar nadie. Además, casi se convierte en el más joven en pisarlo. Sólo se ha quedado a doce días de la cifra.

Ha habido que esperar ocho grandes premios (siete disputados) para ver a Alonso acabar entre los diez primeros. Aunque beneficiado por las circunstancias (abandonaron los dos Force India, Raikkonen y Verstappen, cuatro coches que le habrían superado sin dificultad), aguantó todo lo que pudo, pese a que la carencia de potencia volvió a dejar una imagen bochornosa para McLaren. En los escasos segundos que pasó compartiendo curvas con Hamilton y Vettel parecían coches de distinta categoría. Ni siquiera hubo atisbo de pelear por aguantar la posición, y se tuvo que conformar con una novena posición que le sabe muy bien, especialmente en una carrera en la que aspiraba a muy poco.

Sainz saboreó con dulzor el octavo puesto. El trompo de la primera curva por esquivar a su compañero (que abandonó por rotura de su coche y desencadenó el caos de los coches de seguridad) le podía haber costado muy caro, pero resistió sin meterse en ninguna batalla. Alonso y Sainz pueden sentirse satisfechos de cara a la cita de Silverstone.

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