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Ron Dennis, en el paddock.
Ron Dennis, obligado a dimitir en McLaren
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Ron Dennis, obligado a dimitir en McLaren

Las peleas internas entre los accionistas acaban con la despedida del histórico presidente de la escudería de Woking, que promete fundar otra empresa

DAVID SÁNCHEZ DE CASTRO

Martes, 15 de noviembre 2016, 19:35

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La guerra en el seno de McLaren se ha cobrado una nueva víctima, y esta vez no es un nombre cualquiera. Ron Dennis dimitió este martes de su cargo como presidente del gigante de Woking por sus discrepancias con los otros dos máximos accionistas. Su antiguo amigo Mansour Ojjeh (dueño de los relojes TAG), con un 25% de las acciones, y el fondo de inversión bareiní Mumlakat (de la familia real de Baréin), con un 50%, son los responsables de que el histórico dirigente se haya visto forzado a salir por la puerta de atrás del equipo, tras la amenaza de Dennis de hacerse con sus acciones.

En un comunicado, un decepcionado Dennis explicaba su visión de lo sucedido: «Los motivos que han esgrimido son completamente falsos; mi estilo de dirección ha sido siempre el mismo y es uno que ha permitido que McLaren se convierta en un grupo automovilístico y tecnológico que ha ganado 20 Campeonatos del Mundo de Fórmula 1 y se ha convertido en un negocio que da 850 millones de libras al año. A lo largo de este tiempo he trabajado muy de cerca con colegas de mucho talento que mantienen a McLaren a la vanguardia de la tecnología, a quienes siempre estaré extremadamente agradecido».

Dennis sale despedido, tanto literal como figuradamente, del grupo empresarial que bajo su mando se hizo grande. A partir de la escudería fundada por el histórico Bruce McLaren, este exmecánico creó uno de los mayores gigantes de la automoción británica, con bólidos como el 750S que lucen estrellas del fútbol, la música o grandes empresarios. No obstante, las pérdidas económicas y el duro carácter de Dennis han pesado demasiado. Su dictatorial carácter, despótico y personalista, no ha resistido la presión de sus ya exsocios, que le han decapitado sin piedad para intentar hacer avanzar al grupo, con la escudería de Fórmula 1 como la joya de la corona. Dennis ahora intentará fundar otro equipo, después de casi medio siglo «defendiendo y haciendo crecer», según sus propias palabras, los colores y los intereses de McLaren.

Su próximo objetivo será fundar otra empresa, y posiblemente una escudería, donde aportará «experiencia, contactos financieros», que junto «con inversión externa» pretende salvar el futuro de 3.500 empleos. Entre los contactos que afirma tener posiblemente esté ese inversor chino con el que había llegado a un acuerdo por valor de 1.900 millones de euros con los que pretendía quedarse con la mayoría de las acciones de los que este martes le dejaron en la calle.

De mecánico a dueño del mundo

Ron Dennis sale de McLaren tras 35 años al frente del equipo, con 20 Mundiales a sus espaldas, bajo una gestión que muchas veces ha sido criticada, pero cuyos resultados están fuera de toda duda. Campeones como Ayrton Senna, Alain Prost, Niki Lauda o los más recientes Mika Hakkinen o el propio Lewis Hamilton se hicieron con él como comandante en jefe.

Antes, había empezado en la Fórmula 1 aprendiendo bajo las alas de mitos del automovilismo como el campeón Jack Brabham o el histórico Colin Chapman, considerado el padre fundador de la aerodinámica automovilística. Tanto creció en la Fórmula 1 que, en los últimos tiempos, pasó más ocupado en las oficinas de Woking intentando salvar la empresa de deportivos antes que la empresa deportiva donde había nacido todo.

Intentó apartarse de la Fórmula 1, y puso a cargo del equipo a Martin Whitmarsh, desaparecido en combate desde hace un par de años cuando no pudo retener a Lewis Hamilton. Volvió para seguir mandando, pero con Eric Boullier como jefe de equipo. Él, como jefe supremo, para hacer y deshacer. Suya es la responsabilidad de volver a montar motores Honda, del regreso de Fernando Alonso pero también de dos desastrosas temporadas que han sido dos afiladas hachas que le han acabado costando la cabeza.

Su carácter se resume en una frase: «Mi trabajo es ganar el Campeonato del Mundo, no es para que la gente me quiera y me abrace». Ahora se abre un panorama totalmente desconocido para McLaren. ¿Es la salida de Ron Dennis la solución para el ostracismo en el que está envuelto? ¿Servirá de estímulo para que el equipo de Fórmula 1 (y paralelamente la sección de deportivos) dé un paso adelante?

Dennis no es un personaje cualquiera en el paddock, y las reacciones a su despido (o dimisión) ya se produjeron antes incluso de que se oficializara. Bernie Ecclestone, que controla todo lo que pasa en su reino, se despedía con palabras muy cariñosas hacia él unos días antes, en el paddock de la Brasil donde Ayrton Senna y Dennis se abrazaron más de una vez: «Es una lástima, porque Ron es parte de la Fórmula 1. Odio verle marchar».

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